Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

El domingo 2 de febrero inició con fiebre de nuevo; para el día 4 se le había declarado varicela. Fue un alivio saber que la fiebre era por virus. El día 6 de febrero, como todos los días a media mañana me despedí de él, para ir a mi casa a ver a mis hijas, con la promesa que regresaría por la tarde, pero de nuevo cerca de las 13:00Hrs me llama una amiga y me dice: “Rosy, el niño sufrió una crisis de ausencia; tienes que venir, pero tranquila”. Salí de mi casa con el corazón destrozado; pensando que lo había dejado bien, en vías de recuperación, y de nuevo lo encuentro en estado inconsciente. Creo, y hasta ahora lo he sentido, que mi mayor sufrimiento fue verlo en ese estado. El no saber si me escuchaba; el no obtener respuesta de ningún tipo, ya que siempre he platicado con mis 4 hijos; los abrazo y los beso a diario; nos damos el besito de buenas noches y la bendición. Ese día recuerdo fue jueves, y platiqué con los pediatras que si era lo mismo un neurólogo adulto que un neurólogo pediatra; y me respondieron que no. Que si tenía las posibilidades de llevar uno pediátrico, que estaba en mi derecho. También lo comenté con el neurólogo de adultos, que en ese tiempo era el que por su especialidad atendía a mi hijo, y me dijo: “¡adelante Rosy, a mí me serviría de mucho, incluso así intercambiaríamos opiniones!”.

Quiero hacer notar que, recibí mucho apoyo por parte de este especialista, ya que me facilitó todo para que el neurólogo pediatra visitara a mi hijo en terapia intensiva pediátrica. Fue así que ese día no localicé a ningún neurólogo pediatra; sino hasta el otro viernes 7 de febrero que el neurólogo de adultos le comentó el caso al neurólogo pediátrico y fue así como el doctor hizo su visita médica a terapia: comentando y opinando que veía bien a Luis Antonio y que se iba a recuperar muy pronto; y sugirió un nuevo tratamiento. Esto me dio nuevas esperanzas; y así siguió mi hijo en estado de mejoría hasta el día 17 de febrero que lo dieron de alta; con tratamiento anticonvulsivo, hasta el día 26 de febrero que le hicieron un electroencefalograma, en el cual gracias al bendito Dios, todo salió normal. A partir de ahí se inició la disminución del medicamento. Y hasta la fecha no hay secuelas de ningún tipo. Abril de 2003


Gracias

Con amor y buena suerte
a todos los médicos, enfermeras y personal
de todas las áreas, que en algún momento me
apoyaron de alguna forma

P.D. ¡Besa y abraza a tus hijos Hoy; porque al rato sólo Dios sabe!


*Puedes ver el escrito del niño Luis Antonio, en la Sección de niños.