Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.


odo empezó cuando yo tenía 10 años. Era una mañana, cuando yo desperté y vi a mi hermano y hermana; y esa vez fue cuando me sentí mareada y con ganas de vomitar, y después ya no supe nada. Lo que sí, que me desperté, iba en el carro de un vecino y que iba mi mami conmigo. Ella iba llorando porque no sabía que me había pasado; pero ella me dijo que temblé toda. Y en un rato estaba en el hospital en una camilla y al lado tenía a mi mami; cuando en eso llega el doctor: “cómo está esa niña cachetona”. Y él después me dijo que iba indicar que fuera con otro doctor. Bueno, este fue el primer año de mi enfermedad.

Segundo año de mi enfermedad

En este segundo año me pegaron muy duro; porque me hicieron muchos estudios para examinarme bien la cabeza. El doctor me recetó unas pastillas para que me controlara las convulsiones, y como era muy poquita la dosis, me pegó otra convulsión. Eso fue en la mañana cuando iba a la primaria: yo me había levantado a las 5:30 y dije: “me voy a acostar un rato”, cuando me convulsioné. Y me acuerdo de que me desperté y vi que íbamos en una ambulancia, y que al lado estaban mis papás llorando. Llegamos al hospital y me atendió el mismo doctor. Me tuvieron buen rato en urgencias; cuando el doctor me dio de alta. Bueno, esto fue el segundo año, cuando tenía 11 años.

Tercer año de mi enfermedad

El tercer año de mi enfermedad fue cuando yo había entrado a primero de secundaria; cuando eran las 6:00 de la mañana, que me levanté para bañarme. Ya me había enjabonado cuando salí de la regadera, me iba a empezar a cambiar cuando empecé a ver puntitos de colores, y luego empecé a ver también borroso, y de ahí, ya no supe nada. Pero me desperté y vi que estaba mi familia llorando, y yo estaba acostada en la cama, y le pregunté a mi mami qué pasó; ella me dijo que me había caído en el baño y que de suerte traía una toalla en la cabeza. Entonces me dijo mi papi que me levantara para llevarme al hospital. Y luego íbamos en el carro cuando me marié y vomité. Bueno, este fue el tercer año de mi enfermedad.
A mí lo que me pone triste es que me haya pegado a mí precisamente. Pero gracias al doctor no me ha pegado ni una convulsión, porque él me recetó unas pastillas que me siguen sirviendo hasta ahora.

 

Reyna Carolina