Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

Padres

¡Hola!

        Soy madre de 3 niños, el mayor de 8 años nació con hidrocefalia congénita. Al principio no aceptaba mi realidad, renegaba mucho de Dios, le decía constantemente: ¿Señor, por qué a mí me mandaste un niño enfermo, si nunca he hecho nada malo?, ¿por qué me castigas de esa forma?. Lloré mucho, hasta que un día me dije: llorando no vas a solucionar nada, así que, poco a poquito me fui haciendo fuerte para aceptar al niño y no avergonzarme de él, y sobre todo darle amor que es lo principal. He batallado en varias etapas: como para darle biberón, para que se sentara por si solo, para que gateara, para que caminara. Sus primeros pasos fueron cuando tenía casi cuatro años. A la fecha, ha sido intervenido quirúrgicamente en cuatro ocasiones para cambio de válvula y catéter; y aparte de que el niño tiene hidrocefalia, también cuenta con malformación de cráneo, tiene la cabeza en forma de huevo, estrabismo severo, pie plano y retraso psicomotor. Actualmente, el niño cursa el primer año de primaria en una escuela especial, y es tratado psicológicamente. A mí, en lo particular, me parece un niño muy inteligente y cada día me sorprende con algo nuevo, claro que también hace sus berrinches como todo niño. Sus hermanitos, un niño de seis años y una niña de tres años -que gracias a Dios ellos nacieron bien- lo estimulan y lo quieren. Con mi hijo enfermo, he aprendido a ver la vida de otra manera, al principio cuando andábamos en la calle, me molestaban y me lastimaban las miradas de las personas hacia él; ahora con el paso del tiempo, lo siguen viendo igual, algunas con lástima, otros con burla, pero ya no me afecta para nada. Hoy en día mi única prioridad es que el niño esté bien, y mi familia por supuesto; y eso, todos los días se lo pido a Dios.

separador