Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

        El fenómeno de la violencia contra la mujer es tan grave, pero tan frecuente, que no nos sentiremos tranquilos sin hacer una reflexión en torno a ello. Sinceramente, nos resulta penoso hablar de este problema; sin embargo, nos enfrentamos con esto frecuentemente en nuestra consulta, por lo cual queremos dedicar este espacio para hablar sobre el mismo.

        Las manifestaciones que ha adquirido la violencia contra la mujer a lo largo de la historia, se refieren claramente a conductas utilizadas para perpetuar su situación de discriminación social, sean estas conductas sutiles como la publicidad, o brutales como la violencia doméstica.

        Existen muchas formas de violencia en contra de la mujer en su vida diaria. En muchos países, específicamente en América Latina, la violencia es parte de la estructura social, esto se manifiesta en diferentes situaciones, por ejemplo: en el trabajo, la mujer sufre discriminación, más bajo salario que el hombre, no tiene acceso a trabajos interesantes, sólo el auxiliar el trabajo de éste. Son víctima de hostigamiento por su jefe y compañeros de trabajo. Dicha situación afecta en su permanencia y en su estabilidad.

        En los medios de comunicación, la violencia se da a través de pornografía, publicidad y un uso del lenguaje irónico, vulgar, degradante para referirse a las mujeres. El estereotipo de la mujer está presente en su transmisión y reforzamiento por la televisión, la radio, el teatro, literatura vulgar, etc.

        En las instituciones, específicamente en las prisiones, las mujeres reciben más malos tratos que el hombre.En las guerras internas como en Perú, Nicaragua, Guatemala o en nuestro país, en estados como Oaxaca, Chiapas, la mujer sufre maltrato, abuso, violación.

        De los profesionales de la salud, la mujer recibe un mal trato en la relación doctor-paciente. Mala atención en sus partos, esterilización sin su consentimiento, cirugías innecesarias, histerectomías, cirugías estéticas, internamientos psiquiátricos, etc.

        De todos estos tipos de violencia, la doméstica, es la más generalizada y afecta a la mayoría de las mujeres alrededor del mundo sin distinción de edad, educación, clase social, económica, y cultural.

        Diversos estudios indican a la mujer como principal víctima de la violencia doméstica, y el segundo lugar los niños. La violencia doméstica es manifestada no únicamente en maltrato físico, también en abuso emocional.

        Es considerado el crimen más encubierto en el mundo. Generalmente la mayoría de las mujeres no buscan ayuda porque sienten temor de mayor agresión de sus esposos o pareja. En ocasiones no buscan ayuda porque simplemente no existe.

        Vivimos en una sociedad machista, en la cual, incluyendo a la mujer, es ideologizada para aceptar y reproducir este sistema. Un sistema basado en la supremacía masculina, donde hay funciones sociales para hombres, además de arrogancia y agresión sexual; y para mujeres: sumisión y obediencia.

        La violencia en el hogar a cualquiera de sus integrantes no es un asunto privado, ni individual, ni aislado. Es una grave circunstancia social que aparece como síntoma de una multitud de fallas del sistema global en el que vivimos.

        La supuesta neutralidad social que esgrime el argumento de la libertad individual, en la práctica significa la complicidad con una situación de injusticia y arbitrariedad que impide a la víctima el ejercicio de sus derechos básicos: el derecho a la vida y el derecho a su integridad física y psíquica.

        Nuevamente nos enfrentamos con un problema muy serio, mismo que no deseamos dejar pasar; sino por el contrario, exponerlo con la finalidad de concientizar, por lo menos en nuestro medio, o hacia donde pueda llegar esta publicación.

Los editores:
Dra. Ana Silvia Figueroa D.
Dr. O.A. Campbell A