No hay peor consejo que el que dan los familiares, amigos o profesionales cuando indican a la mujer golpeada que "hable con su marido". Es exactamente lo que éste no quiere hacer; ya que el golpeador no está capacitado para hablar de sí mismo y de sus sentimientos. Si pudiera expresar sus emociones y conversar sobre lo que sucede, no pegaría ni sería violento. Impulsar a la mujer a que hable con el golpeador es acumular sobre sus hombros una carga de responsabilidad excesiva e inútil. Está condenada, de antemano, a la frustración y al fracaso, cuando no a tener que afrontar otra situación riesgosa empujada por los que dicen ayudarla.
Rehabilitación
de la mujer golpeada y del hombre golpeador.
La experiencia señala, la necesidad de realizar
la rehabilitación de la conducta violenta en el hombre
y de la actitud de sumisión y desvalorización
en la mujer de manera separada; sea a través de grupos
de ayuda mutua o en consultas individuales, como etapa indispensable
y previa a cualquier intento de encarar una terapia de recomposición
matrimonial o familiar.
El trabajo en los grupos de ayuda mutua para mujeres maltratadas, produce un gran alivio, de saber que la falla no es individual, porque la mujer esté "loca" o sea una "tonta"; sino que el verdadero problema es de la sociedad y la forma en que se educa a sus miembros. Es un espacio y un tiempo en los que no existen la humillación ni la vergüenza sino el respeto y el afecto, tan poco experimentado por estas mujeres. Allí se disuelven los efectos de la intimidación masculina y se concientiza el papel secundario que desempeña la mujer en la sociedad. La energía recuperada puede ser ahora empleada en propósitos y causas más positivas como una vida mejor y más digna para la mujer y para sus hijos.
Es importante señalar que, sólo profesionales sensibilizados y libres de prejuicios machistas estarán en condiciones de trabajar con mujeres maltratadas. Aunque por lo general se recomienda la intervención de profesionales femeninas, pero si éstas, no han revisado sus prejuicios y sus estereotipos genéricos, se pueden transformar en enemigas dañinas de sus congéneres.
B i b l i o g r a f í
a.