No sé cuantas veces, la niña, fue rechazada por la gente por haber sido violada. Le sacaban la vuelta como si apestara; como si ella hubiese sido culpable o una niña mala. A su mejor amiguita le prohibieron jugar con ella; y lo más triste, jamás se tocaron el corazón para decirle a la niña de que ella no era un buen ejemplo para su hija por lo que pasó. Todos quieren y quisieron aprovecharse de ella: viejos y jóvenes, créanme criaturas del señor, lo han conseguido; es una mujer sin ilusiones, con un futuro incierto y con una enfermedad que le acompañará el resto de su vida. Les juro por Dios, que ella no la escogió así. Marzo de 2003