Virginia tenía 11 años cuando confesó por primera vez lo ocurrido, dice ella que esto le empezó a suceder desde mucho tiempo antes.
En casa (mi madre y yo) notábamos que la niña estaba nerviosa y se ponía de mal humor en cuanto entraba su padre, diciéndonos a cada momento que ella podía meter a la cárcel a su papi cuando ella quisiera, razón por la cual la llevé a casa de mi madre un día, porque esto me inquietaba y me dijo que no lo podía confesar, que únicamente a un sacerdote. Le dije que sí la llevaría pero que me dijera qué pasó. Lo hizo, y la llevé a un sacerdote, contándole a éste lo mismo que a mí.
Después se levantó el acta de denuncia; se le llevó al médico legista. Su madre el primer día (en la noche) estuvo cariñosa con la niña; después no, empezó a decir que él (el padre) era inocente, que la niña estaba mal. La familia del padre de Virginia, sabiendo que la niña me quería (soy su tía) empezó por atacarme a mí; culpándome todo. A la niña se le llevó con un psiquiatra, el cual redactó un documento, el que según decía la niña no estaba bien (documento el cual por cierto según mi madre, tuvo un costo de 4 mil pesos, ese costo es de hace 13 años, y se utilizó entre otras cosas para sacar al papá de la cárcel). Yo también tuve que rogarle a la niña que cambiara su versión, pues me sentía muy mal por tantos reclamos: que sus padres estaban viejos, que se podían morir, etc. Ella no quería, pero la convencí y es mi peor arrepentimiento.
Virginia de niña fue normal, nunca convulsionó o sufrió alguna enfermedad.
P.D. Su padre confesó que sí lo hizo. Marzo
de 2003