Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

        Han transcurrido 20 meses desde el nacimiento de nuestro primogénito. Los meses de embarazo fueron maravillosos y no podíamos dejar de preguntarnos ¿Qué será?, ¿A quién se parecerá? Y pedíamos a Dios que por sobre todo fuera sano.

        A las treinta y tres semanas de embarazo hubo que practicarme la cesárea; y aquí inició la gran batalla de nuestro bebé. Pasó un mes en cuidados intensivos pero su cuerpo fuerte, la apropiada asistencia y miles de rezos lograron que nuestro pequeño sobreviviera. En ningún momento imaginamos que todo esto podría afectarlo mayormente. El médico tratante nos indicó que debíamos llevarlo a otros chequeos con médicos como oftalmólogo y neuropediátra; pero nunca nos advirtió que tipo de secuelas pudieran ocasionarse.

        La falta de movilidad no fue tan notoria para mí, pero por diagnóstico de neuropediátra iniciamos terapia de estimulación. Al tiempo nos dicen que nuestro niño es espástico, pero no nos indican que esto es PCI (parálisis cerebral infantil). Cosa que me voy dando cuenta en el centro de rehabilitación. Ha sido una gran lucha el sobrellevar esta situación, sobre todo cuando mi esposo es una persona que no le tiene muy buena voluntad a los médicos.

        Por fortuna, hemos encontrado un gran apoyo en nuestro médico, que siempre ha tenido un buen consejo, se ha preocupado por el bienestar de nuestro bebé, y no ha sido egoísta en recomendarnos otros colegas que han hecho que la vida de nuestro niño vaya mejorando, y con ello, la relación familiar que se ve tan sometida a este estrés.

        Gracias a Dios, Francisco Ernesto, a respondido muy bien, aunque con paso lento. A la fecha, ha mejorado su espasticidad gracias a la terapia y a la toxina botox. Su socialización es mejor; se hace entender; está haciendo el gran esfuerzo de arrastrarse, y una de las cosas que entre todos nos emociona más es poderle oír decir: “Papá, Mamá”.

        Por último, he aprendido que estimulando a nuestro niño, y “aupándolo” se han podido lograr grandes avances. Sin olvidar el hecho de llenarlo de amor y tratarlo como niño normal. Y por otra parte, que en estos casos, nuestra mano derecha debe ser un médico que tenga un amplio criterio, y que nos dedique a los padres todo el tiempo que necesitamos. Que responda a nuestras dudas, y nos estimule con una palmada en el hombro, porque hay momentos en que no vemos los avances, pero ellos sí.

**********

        Les platico lo que a Thelma le pasó:
Fue a visitar a su abuela y a su tía. Me había pedido permiso para pasar el día con ellas; de pronto se presenta a mi casa y me dice: ”vengo muy asustada porque a mi tía Luz le dio algo, que no se qué fue lo que le pegó: se cayó al suelo boca abajo y luego empezó a echar espuma y sangre por la boca; y por eso me vine”. Y yo le dije: “eso que tiene tu tía es un ataque parecido a lo que tú tienes; por eso no debes dejar de tomar las pastillas porque corres el peligro de caer como ella”.

**********

Tomografía axial computarizada de cráneo, con
reconstrucción ósea (postquirúrgica).
Fuente: Archivo Clínico.

        Los hijos son nuestro tesoro más preciado, y saber que ellos van a pasar o sufrir muchas cosas que no podemos evitar... es doloroso.

        Para mí fue muy doloroso saber del padecimiento de mi hijo (craneosinostosis); y más doloroso aún que pudo haberse hecho algo cuando aún él era más pequeño, ¡Pero no me hicieron caso!.

        Ahora que ya está operado, doy gracias al cielo que todo salió bien y que él está con vida.

        Anoche me atreví a ver los resultados de su tomografía (de la cabeza); lo abrí con gran curiosidad pues quería enterarme qué le habían hecho a mi pequeño, con certeza. Al verlo, no pude contener o evitar, se me rodaron las lágrimas; pues ahora se que no fue tan sencillo o tan ligero por lo que el pasó. Me dolió en el alma que él haya tenido que pasar por esto; hubiera dado todo por haber podido evitarle esto. Quiero creer que todo va a estar bien, y que no tendrá problemas en el futuro. Y que la decisión que tomamos fue la acertada y que todo va a estar bien...

        ¡Ojalá que a nadie le pase esto; como padre, ni como niño!. Que todo se detecte a tiempo, pues entre más pequeño el niño, el procedimiento es más sencillo; y para el bebé menos traumático y por ende para los padres también.

**********

        Soy madre de una niña de dos años y medio, que tiene retraso psicomotor. A pesar de las adversidades que he tenido que pasar, estoy mucho más tranquila ahora que veo la recuperación de mi hija. Ella tiene dos meses que empezó a caminar; aún no habla todavía, pero yo se que lo logrará porque tengo mucha fe. Y si pudo caminar, se que podrá superar todos los obstáculos que se le presenten a lo largo de su vida, como cualquier ser humano. Yo no veo a mi hija como alguien especial, yo la veo como cualquier niño; su desarrollo es más lento pero constante. Lo hemos logrado gracias a mi perseverancia, a mi insistencia y sobre todo a mi fe; porque lo importante ante cualquier circunstancia es tener fe y creer. No nos debemos dar por vencidos. Al principio fue muy duro aceptarlo, pero la fe me ha demostrado que se logra. Mi hija de pequeña no se movía, no sabía tomar el biberón, sentarse, pararse, ni gatear; y ahora verla caminando, para mí es el milagro de la vida. Es por eso que les quisiera dar un mensaje a todas las madres que están pasando por lo mismo que yo: ¡Que no se den por vencidas nunca!, porque si yo me hubiera dado por vencida y me hubiera quedado llorando todo ese tiempo, el milagro de la vida no se daría.
¡Ánimo, Adelante!.

**********