El día de antier me quedé a dormir en casa de una prima, y el cuarto en el que ellas dormían antes era usado por una señora de la tercera edad, esa señora ahí murió en ese cuarto y mis tíos para que el cuarto no estuviera solo y no les diera miedo pasar a ese cuarto, puso el cuarto de mis primas ahí; pues ellas ya estaban acostumbradas a dormir ahí, pero yo no. Y aparte soy muy miedosa, entonces yo me quería esperar a que llegaran mis otras primas para dormir con ellas en su casa, pero iban a llegar tarde porque habían ido a una boda, entonces estábamos viendo la tele y yo no me quería dormir porque tenía miedo de que se me apareciera la señora, o soñar algo feo. Yo estaba muy nerviosa y muy asustada, entonces ya tenía mucho sueño pero por el miedo no me quería dormir, y mi prima me dijo: “ándale duérmete ya van a ser las dos de la mañana”, entonces me empezó a doler mucho la cabeza, sentía como que me iba a explotar y no tomé nada y ya pues me quedé dormida.
Pero al día siguiente amanecí con el dolor de cabeza todavía más fuerte y yo ya me estaba preocupando, y me tomé una aspirina y se me quitó. Entonces al día siguiente yo me vine en camión de Obregón a Hermosillo, y ese día también me dolía mucho la cabeza y no se me quitaba el dolor y llegué aquí a Hermosillo y el dolor había bajado un poco. Pero el día de hoy me levanté para ir a la escuela y sentía un dolor muy fuerte dentro de mi ojo derecho, y pues no pude ir a la escuela porque el dolor era muy fuerte. Entonces me recosté un rato y me tomé una pastilla y la vomité, me tomé otra e igual la vomité, y pues no había más remedio que inyectarme y me inyectaron, y como en unos veinte minutos se me quitó el dolor de cabeza.
No me agrada recordar y escribir mi sentir y mi experiencia sobre la cremación, pero me lo pidió un gran amigo, el cual ve por mí; acepté porque un día en su consulta él comentó sobre la cremación, y mi mamá le dijo que yo estaba en contra de ésta.
Mi sentir y mi experiencia fue cuando yo tenía 10 años, mi abuelito murió y me fue doloroso, ya que era como un padre para mí, pero me fue más doloroso cuando escuché que lo iban a cremar. Cuando se estaba llegando la hora, yo me retiré porque empecé a sentirme desesperada y angustiada ya que no consentía la idea. Aunque era un ser que no tenía vida pensaba que aunque ya no sintiera no tenían porque atormentarlo de esa manera. Han pasado tres años, los cuales sigo sin consentir la cremación.
Mi manera de definir la cremación es la siguiente (personal). Es el proceso prematuro y acelerado para convertir a una persona en cenizas o polvo inmediatamente después de su muerte. En el cual si sepultaran su cuerpo la naturaleza haría su proceso; primero sería la descomposición, luego nos empezarían a comer los gusanitos la piel, los órganos, hasta quedar en un esqueleto, con los años vernos convertidos en polvo “Sin necesidad de un horno”.
Al principio puse el signo de cremación e incineración, el cual no me gustaría volver a ver a alguien de mi familia “resumido”.