Hoy inicié mi primera composición en mi diario de arte para la salud; comenzamos revisando un libro de Collage, que la maestra Ana Silvia me fue mostrando y describiendo en sus elementos. Este libro tiene la particularidad que sus composiciones tienen un toque gracioso y podría decirse hasta burlón. También juega mucho con las figuras geométricas y con retazos de papel formando figuras de animales o de personas. Un libro que me pareció divertido.
Guiada por la maestra, inicié mi trabajo eligiendo los elementos que lo iban a conformar: Materiales de collage (que previamente había seleccionado y clasificado en sobres transparentes), tales como: imágenes con flores, papeles con diseños en colores azul y morado, frases escritas en letra impresa, la figura de una mujer en un estilo antiguo, un colibrí y una ventana (circular de estilo gótico). También escogí dos hojas de papel artístico con las figuras de una copa de vidrio transparente con fruta; y un sobre de correos que la maestra gentilmente me brindó. Pinté el fondo con acuarela color verde olivo, y los contornos de las figuras las marqué con lápiz acuarelable color sepia oscuro. Para el contorno de las páginas y con el fin de darle una vista envejecida usé tinta de envejecido colores naranja y café. Los recortes de papel los pegué con adhesivo para técnicas mixtas, y la cuchara de la composición la elaboré con papel forrado con cinta de papel aluminio. Utilicé también un marcador negro para escribir las frases, que integran las dos páginas, además de un sello con escritura cursiva y varios de estampas texturizadas para el fondo.
En el momento de elaborar la interpretación de mi composición, mi maestra me hizo ver que me estaba quedando en un nivel muy superficial de los significados más profundos de mi composición; que ésta, tenía muchas imágenes que contenían una gran riqueza simbólica. Así como en sus colores y sus detalles. De tal manera que me proporcionó material de lectura que me sirvieron para ampliar mi visión, y comprender el por qué yo había elegido ese material en particular.
Así, que esta es la nueva interpretación de mi trabajo: La composición tiene una frase que dice “para vivir libre de dolor, de ansiedad, para hacer y ser, para ir y venir…..” Y con ella quiero reflejar una idea, un sueño con intenciones de profecía. Es la intención de un presente y futuro libre de dolor, que me permitan actuar en libertad y no desde la enfermedad. Donde la mujer del sombrero simboliza el viajar a un nuevo comienzo, donde se pueda saborear las cosas buenas y nutricias que me ofrece la vida. La mano de la mujer de la composición, sostiene débilmente una cuchara de plata, símbolo utilizado para representar a las personas con una enfermedad del sistema inmune o crónica. Esto habla de la enfermedad que yo he padecido por varios años, la cual estoy superando. Y la cuchara está acompañada por un colibrí, que representa la agilidad, la energía, el movimiento. Existen muchísimas leyendas sobre los colibríes, pero en este caso quiero citar una de América del Sur, en la que habla de esta pequeña ave como símbolo de la resurrección. Al dormir busca refugio de los depredadores entre los árboles, y duerme boca abajo para pasar desapercibido. Por eso parece morir en las noches frías, pero vuelve a la vida con el amanecer. Con esto quiero representar el escape de la enfermedad, de la oscuridad del dolor físico y emocional, por medio de un renacer, de una resurrección profunda del alma. Y el elemento sobre el que se sostienen estas dos figuras, es una copa de cristal, que representa la salud física, emocional y espiritual. Las tres tan importantes, que si una falta, no hay verdadera recuperación-resurrección.
En mi composición también se encuentran imágenes con los siguientes textos: “ya es momento de construir tu hogar con libertad” y “un nuevo capítulo en tu vida.” Con la intención de reafirmar la misma idea: Habla del hogar como mi cuerpo, pero también como mi entorno, y finalmente como mi vida. Dándole paso a lo nuevo, liberada de todas las emociones que en su momento hicieron daño, y que produjeran tanto dolor físico... También puse un jarrón de flores sobre un buró estilo vintage, que representa la belleza y el refinamiento de este nuevo comienzo. Y formas en colores azules y moradas, que le dan vida y elegancia a la composición. Los colores de fondo son el morado: símbolo de la espiritualidad y de la dignidad; y el azul, que representa la confianza, la simplicidad y la fidelidad. Valor este último que no deseo volver a olvidar, porque antes que nada la fidelidad está con uno mismo, con lo que uno es, con lo que siente. Y cuando uno no le otorga el suficiente valor y dignidad a esos sentimientos, nuestro ser completo se siente morir.
También se aprecia una ventana como una apertura a lo exterior, pero es una ventana en el techo, lo que quiere decir que es un canal de comunicación hacia el cielo, al infinito, a la divinidad, en fin, a lo trascendente. Un camino que me proporciona iluminación, y ha mantenido mi fe para no dejar de luchar por mi recuperación.
Agregué algunos sellos de palabras, que representan los libros, fuente inagotable de sabiduría, y que quiero que acompañen siempre mi caminar. Formas de puntos, cuadros y esferas que le dan vida y más textura a mi trabajo.
Creo que si el arte es el medio de expresar un momento histórico, algo bello, una crítica, etc., yo quise plasmar un sueño, una esperanza, un modo de conjuro o de bendición en imágenes que representan mis sentimientos más personales y mis deseos más anhelados: Que sea esa composición un recordatorio de lo que hay dentro de mí, y no me permita olvidarlo ni posponerlo.
Finalmente, quiero resaltar el hecho de que hacer este tipo de trabajo requiere muchas horas de trabajo colaborativo, tanto por parte una servidora como de mi maestra Ana Silvia, quien pacientemente me va guiando en la elaboración e interpretación. No se trata simplemente de crear algo agradable a la vista. En cada página vas colocando algo de ti mismo. En cada una te vas re-conociendo con lo que piensas y sientes; y en otras vas develando emociones que estaban guardadas, que no alcanzas a ver en un primer momento pero que tu alma te dice que ahí están, y que necesitan ser vistas y re-significadas. Es un proceso de aprendizaje muy profundo, que a veces puede resultar un poco doloroso, pero invariablemente siempre es sumamente enriquecedor.
Gracias Maestra Ana Silvia por su tiempo, paciencia y dedicación: ¡Que Dios la bendiga siempre!