Soy
mamá de dos niños con problemas. Mi primer hijo nació
con retraso mental; ahorita mi hijo tiene catorce años, y está
en una escuela de educación especial; ya va a salir de esa escuela
y está feliz porque va a entrar al CECADE para seguir preparándose.
Mi niño sabe leer y escribir (muy chueco y como habla escribe);
los números, esos si no le entran para nada. Yo sufrí
mucho, al igual que otras madres que tienen hijos con problemas: se
sufren rechazos, humillaciones, discriminaciones, etc; pero Dios me
ha dado la fortaleza para seguir adelante. Antes, yo renegaba y me decía:
¿por qué a mí? (como muchas madres nos decimos),
y ahora le digo: gracias Dios mío, por estos hijos que me diste;
y no hago otra cosa mas que quererlos mucho y apoyarlos en todo lo que
ellos puedan hacer.
Mi hija nació
bien, pero a los dos meses empezó a convulsionar. Ha estado un
tiempo con crisis controladas, pero de un año a la fecha hemos
estado batallando con ella por las crisis. Mi hija también va
a escuela especial, sabe leer y escribir (tiene muy bonita letra); con
los números ahí la lleva. Pero mi niña tiene problemas
de que se le olvidan las cosas: si le digo tráeme esto o aquello,
ella se pierde. Le gusta jugar más con niñas menores que
ella.
¡Estos niños
son la bendición de mi casa!.
A
continuación el comentario de una enfermedad de mi sobrino.-
Hace aproximadamente unos cuatro días -me encontraba en mi recámara- y de pronto oí que mi hermana me gritaba que mi sobrino se estaba ahogando. Para eso, él había comido minutos antes una empanada; salí corriendo del cuarto y de momento pensé que ya nada podía hacer por él, tal vez por el susto que me di. Pero después me percaté que respiraba, y poco a poco me di cuenta que no era lo que me habían dicho al principio; se me vino al recuerdo las convulsiones que le daban a mi hermano, o sea al papá de mi sobrino. Fue algo impresionante, al verlo como lentamente se iba recuperando de lo que en realidad era una convulsión. Se me hizo eterno ese momento; a veces pensaba que no iba a volver a su estado normal, ¡ y gracias a Dios que si volvió!.
Abraham B.