Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

Informativa

        Quemaduras.- Los niños son lesionados con cigarrillos, cerillos, objetos o alimentos calientes (plancha, horno, parilla). Otros formas son asfixia y ahogamiento. Se ha insistido en la necesidad de considerar siempre la existencia de otras formas de maltrato a los niños. Algunas de ellas son muy conocidas, pero por su frecuencia y complejidad generalmente se evitan. Los niños de la calle son el vivo ejemplo de esta realidad. Las víctimas del ritualismo satánico, del síndrome de Munchausen, y el abuso fetal son clara evidencia de la intencionalidad del daño. Sin embargo, existen otras formas en donde la situación ambiental favorece la posibilidad de que exista agresión a los menores aunque ésta no sea intencional; como ejemplo se tiene a los niños de la guerra, los niños ilegales en la frontera norte de México, y los que constituyen el denominado maltrato étnico.

        Sexualmente.- Desde el punto de vista médico un menor puede ser víctima de: incesto, violación, fomento a la prostitución y manipulación de genitales. Otras formas son: la pornografía infantil, el ritualismo satánico, la corrupción de menores, entre otras. Este problema se ha señalado con mayor frecuencia en las niñas; el hecho es que también se da en los niños, probablemente la razón de que no se tengan datos, se deba a que no se ha estudiado con mayor profundidad.

         Emocional.- Recordemos que el maltrato físico es solamente una de las formas de agresión de las que son víctimas los niños. Sin embargo, existen otras variables de agresión que, sin dejar huellas en el organismo del menor producen cicatrices en su personalidad similares y en ocasiones más graves de las que resultan por la agresión corporal.

        En muchos casos, no son solamente los padres o padres sustitutos los que aplican el castigo y afectan el desarrollo de los pequeños; desafortunadamente existen otros individuos en su mayoría adultos que abusando de su rol de autoridad, someten a los niños a diversas formas de agresión. Es frecuente encontrar maestros, médicos u otros profesionistas, convencidos de que la agresión es el mejor método para modificar la conducta y la ejercen directa o indirectamente, utilizando en ocasiones a los propios padres como instrumento de agresión (canalizando así su propia agresión).

        Por otra parte, se ha señalado que toda situación de deprivación afectiva, y ante todo, cuando se presenta durante el primer año de vida, será experimentado intrapsíquicamente como una agresión, propiciándose la violencia; característica con que estos individuos manifiestan su incapacidad para establecer relaciones de empatía o afecto profundo, lo que reduce la posibilidad de apelar a sus sentimientos o sentido común para así modificar su conducta.

        Asimismo, el niño también puede ser víctima de constante hostilidad verbal, ridiculización, desvalorización; de deprivación tanto como de sobreprotección, causa del poco conocido “ síndrome del niño vulnerable”. Ausencia de respuesta a sus necesidades de contacto afectivo: carencia de caricias, de afecto e indiferencia a sus estados anímicos.

        Repercusiones del maltrato en los niños.- Son niños que crecen en un mundo de apatía y desconfianza, con problemas de aprendizaje en la escuela, con defectos perceptuales como consecuencia del daño cerebral (debido al maltrato físico), con un concepto de infravaloración que les hace pensar que no son aceptados, que no se les quiere, con un concepto muy pobre de ellos mismos, lo que genera una actitud de desconfianza y hostilidad ante la sociedad, incapacitados para establecer relaciones interpersonales, tienen poca capacidad para disfrutar de la vida. Entre los síntomas psicológicos se han encontrado: enuresis, hiperactividad, tartamudez, fobia a la escuela (si es ahí donde se le degrada), dolor abdominal, cefalea, alteraciones del ritmo del sueño, depresión, etc; su cociente intelectual disminuido probablemente debido a las lesiones neurológicas secundarias al daño físico y emocional.

 

 


Informativa emocional