Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

        Por otra parte, los cónyuges pueden reducir contactos debido a su falta de deseo a socializar con otros. Pueden creer que ellos traicionarían al difunto por salir con otra gente o por experimentar un sentimiento de culpa después de pasar un buen momento. Proveedores de apoyo potencial temen decir o hacer las cosas equivocadas, esto puede llevar a decrementar contactos sociales y agravar el sentido de aislamiento y soledad del afligido.

Facilitadores de la recuperación.
        Resultados de investigaciones en este tema, sugieren que los miembros familiares y amigos juegan un rol significativo en el proceso de recuperación.
        Frecuentemente en este tipo de estudios, es reportado por los padres siguiendo la muerte de su niño, un sentido de fracaso o pérdida de poder y capacidad, así como culpabilidad. Esos sentimientos de impotencia y fracaso pueden atraer a los padres hacia lo metafísico, como ellos intentan dar sentido a un mundo que lo ha perdido, por la muerte. La religión puede servir a algunos en ayudarlos en su búsqueda por comprensión, puesto que provee un marco dentro del cual interpretar la experiencia. Se ha considerado que las creencias de vida eterna pueden permitir a los padres considerar la muerte como una transición dentro de otro estado y obtener consuelo en el hecho de que su niño está en un lugar sin sufrimiento.

        En general, los facilitadores de recuperación son formulados en términos de lo que a los afligidos encuentran de ayuda o de quien ellos derivan consuelo. Estos quedan dentro de las siguientes categorías: miembros familiares, religión/creencias de vida eterna, amigos, hablar acerca de la muerte con alguien, capacidad para funcionar, entre otras.

        Cuando se menciona el tipo de ayuda de amigos, con frecuencia comprende apoyo emocional en forma de discutir las propias experiencias. También se indica que aspectos específicos de religión, tales como Dios, rezar, el pensar que el difunto está en el cielo o en un mejor lugar, leer pasajes de la Biblia, ir a la iglesia, y reforzar la fe fue de consuelo.

        También se señala que para otros, el consuelo fue derivado de la capacidad para funcionar o tomar cuidado de ellos mismos. Áreas específicas incrementaron independencia y autodependencia; participación en pasatiempos, actividades, intereses, trabajar; estar ocupado, confianza, fuerza, y control; capacidad para ayudarse así mismo o a otros.

Fuentes de consuelo.
        Se ha señalado anteriormente, la importancia del apoyo que proporcionan los miembros familiares y amigos, para ambos padres y cónyuges. También se tiene documentado que los contactos sociales pueden ser consuelo porque distraen al afligido de su pena, o facilitan su resolución por permitirles confrontar su dolor. Para los cónyuges otras personas pueden ser capaces de llenar el vacío y proveer consuelo al ofrecer su compañía. En comparación, la muerte de un niño supone violación de las creencias acerca de un mundo presupuesto, y el consuelo

puede resultar de ayudar al afligido con esas cuestiones.
Gran número de personas afligidas reporta que hablar acerca de la muerte con otros fue particularmente de alivio. Por ejemplo, hablar o incluso escribir acerca de los pensamientos y sentimientos de eventos traumáticos puede llevar a incrementar la salud física y psicológica; interpretar hallazgos en términos de la capacidad de la persona para integrar tales experiencia en una forma coherente.

Conclusiones.
        La complejidad sobre el morir, la muerte y la aflicción son un reflejo de la complejidad de la vida misma. El presente trabajo representa tan sólo un intento de acercamiento a dicho tema. Nuestro principal objetivo fue proporcionar alguna información, que fuera de utilidad a las familias para comprender en alguna medida dicho fenómeno.
        No obstante, hay que tener en cuenta que los resultados de estos trabajos nos muestran los efectos de una sola causa de muerte, como lo fue, los accidentes; habría que considerar otras causas, tales como: las enfermedades, homicidios, suicidios, yatrogenias, etc.
        Además, a estos datos que hemos recopilado les hace falta desarrollar aspectos tan relevantes como: hablar del miedo hacia la propia mortalidad y ¿de qué manera ese miedo afecta o se agrava con la muerte de un ser tan cercano como lo es un familiar?; ¿cuál es la experiencia de los hijos cuando se muere uno de los padres, o bien cuando muere un hermano?; ¿y cuál, la de los abuelos cuando muere un nieto, y viceversa?. Otro aspecto ausente en estas investigaciones es hablar en términos del amor hacia el ser que se ha perdido.
        Finalmente, necesitamos más estudios y /o historias que nos ayuden a comprender y aceptar nuestra propia mortalidad, a vivir sin tanto miedo y angustia; sólo de esa manera seremos capaces de vivir el tiempo que aún nos quede, con mayor libertad y plenitud.

 

 

Referencias.

  1. Anderson H, Foley E. Mighty Stories. Dangerous rituals. San Francisco: Jossey-Bass, 2001.
  2. Hanson RO, Vanzetti NA, Fairchild SS, Berry JO. The impact of bereavement on families. En: de Vires Brian (ed). End of life. Interdisciplinary and multidimensional perspectives. Springer Publishing Company: New York, 1999. pp:99-117.
  3. Kastenbaum R. The Psychology of death. New York : Springer Publishing Company, 2000.
  4. Lehman DR, Wortman CB, Haring M, Tweed RG, de Vires B, De Longis A, Hemphill KJ, Ellard JH. Recovery from the perspective of the bereaved: personal assessments and sources of distress and support. En: de Vires Brian (ed). End of life. Interdisciplinary and multidimensional perspectives. Springer Publishing Company: New York, 1999. pp:119-144.
  5. Znaniecka L H. Grief and the self-concept. En: de Vires Brian (ed). End of life. Interdisciplinary and multidimensional perspectives. Springer Publishing Company: New York, 1999. Pp:77-55.