Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

        Cuando Danielito tenía 25 días de nacido, le tomaron un ultrasonido, y éste revelaba que tenía problemas en su cabecita, así que contactamos a un neurocirujano y nos dijo que el niño estaba muy mal, aunque aparentemente no tenía nada. Él esperó unos días y le hizo de nuevo otro ultrasonido, el cual reveló que el problema seguía aumentando; y el neurocirujano dijo que el niño tenía Hidrocefalia, que había que operarlo o que el niño moriría irremediablemente. Pero esto no era todo, Danielito seguía entonces pesando 900gr., y por su peso y sus condiciones no era posible hacerle la operación en la cual le pondrían una válvula para drenar el liquido del cerebro hacia su pancita. Entonces optó por puncionarle la cabecita y ponerle una sonda para sacar todo el líquido acumulado. Para estos días, Danielito seguía entubado, pero estaba muy inquieto, se movía mucho. Un buen día se sacó el tubo, los médicos decidieron darle la oportunidad de respirar solo, pero Daniel se cansó y empezó a hacer amnenas, así que tuvieron que entubarlo nuevamente.

        El neurólogo le cerró la punción, y una semana después se la hizo nuevamente, porque ya tenía líquido nuevamente. Por otro lado, el cardiólogo había detectado un soplo en su corazón, al mismo tiempo el bebé seguía subiendo de peso lentamente, y ya nos permitían pasar más tiempo con él, le llevamos música instrumental, la misma que yo escuchaba cuando estaban en mi vientre.

        Por el tiempo que el niño duró expuesto al oxígeno, era muy probable que tuviera problemas serios con su vista, lo revisó un oftalmólogo y dijo que al parecer el niño no tenía mayor problema, que con su madurez mejoraría, esta fue una gran noticia. Por otro lado, Danielito se volvió a quitar el tubo, pero esta vez aguantó sólo con el casco.

        Desde que nació, le habían dado alimentación parenteral por la vena, después empezaron a alternarla con mi leche; empezaron dándole 1ml, y le fueron aumentando hasta llegar a 1 onza y quitarle la alimentación parenteral; aunque mi leche se la daban por sonda.

        Aunque lento, Danielito seguía mejorando, ya estaba con el oxígeno por puntas, tomando calostros, sin amenas. El problema del soplo en su corazón era menor; y casi llegaba al kilo y medio, que era el peso mínimo requerido para ponerle valvulita. Le hacían laboratorio y rayos x cada 3er día para ver la evolución de sus pulmones y estarlo controlando lo mejor posible.

        Esos días le hicieron un TAC, revelando éste, algo que no esperábamos, Daniel tenía un porcentaje mínimo de cerebro, el resto era agua y una hemorragia de grado cuatro. El neurólogo nos dijo que con todo esto era muy posible que el bebé tuviera todo tipo de discapacidades. Fue muy difícil hacernos a la idea de que nuestro hijo estuviera mal, pero aún así le pedimos al médico que hiciera lo que estuviera en sus manos; a pesar de que él había dicho que lo dejáramos morir, que él no iba a tener una calidad de vida. ¿Pero que padres hacen eso teniendo a un bebé que ha demostrado que tiene ganas de vivir y que ha vencido tantos obstáculos?. Él nos necesitaba y estábamos dispuestos a hacer todo por él.

        Por fin llegó al kilo y medio y lo metieron a quirófano, gracias a Dios nuestro hijo salió bien de su operación, era otra prueba superada. Después de esto se hizo el potencial auditivo, y lo que menos esperábamos sucedió, Danielito tenía problemas en los oídos, según el estudio era cero audición; aunque nosotros pensamos que el problema no es tan serio y que mejorará. Antes del estudio no habíamos notando nada en el bebé, todos estos estudios eran para ir descartando posibles problemas. Después de dos meses y medio en el hospital, cuando el niño ya pesaba 2.100kg, lo dieron de alta, fue un gran día, lo habíamos ansiado tanto, que sentíamos que la agonía había terminado. Lo primero que hicimos fue ir a la iglesia a dar gracias a Dios por permitirnos tener a nuestro hijo con nosotros, aunque no completamente reestablecido, porque salió con oxígeno y medicamentos diferentes; eso no fue el mayor problema porque yo aprendí a manejar y cuidar a Daniel en el hospital. Las ultimas semanas yo lo atendí, así que ya estaba.

        Daniel nos ha hecho descubrir que somos más fuertes de lo que pensábamos. Y si él con toda la cantidad de problemas que tuvo y algunos que aún tiene ha salido adelante, por qué nosotros habríamos de rendirnos; si Dios nos lo mandó, es porque sabe que podemos cuidarlo, y él nos dará la fortaleza para sacarlo adelante.

        Danielito ha venido a unirnos más como pareja, como matrimonio, y como familia; y a decirnos que la fe mueve montañas.
        Nuestra labor aún no termina, actualmente Danielito tiene más de 3 meses, pesó 2.700kg, seguimos viendo a todos los especialistas que lo vieron en el hospital, y a otros nuevos. Le estamos dando terapias de estimulación temprana asesoradas por el neuropediatra. Danielito mira perfectamente.
        Estamos muy agradecidos con todos los médicos y enfermeras, y cada una de las personas que han tenido que ver con su recuperación, sabemos que esto ha sido inspirado por un poder superior a las fuerzas humanas, que seguirá con nosotros.
        No nos cansaremos de dar gracias, porque nuestro hijo es un milagro y espero que así lo vean los médicos que en algún momento perdieron la fe y dijeron que no viviría.
        Las palabras son pocas para expresar todo el amor que sentimos por nuestro hijo.

¡Estamos muy orgullosos de ti, hijito!,
eres el motor de nuestras vidas
Y todo vale la pena si tú estas bien.
Gracias por estar aquí.

Tus papás: Teresita y Rolando.