Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

Cuando el niño tenía casi tres años, su pediatra nos dijo que el niño tenía características de un niño hiperactivo y que era conveniente llevarlo con el neurólogo. Lo llevamos, el neurólogo lo reconoció y nos pidió el electroencefalograma, lo hicimos, lo revisó y nos dio una receta con 2 medicamentos: uno lo tomaría 15 min. antes de cada comida, y otro por la noche; nos dijo que era medicamento controlado, que siempre trajéramos la receta donde estuviera el niño, que podía causar dependencia, etc. Nosotros no nos atrevimos a dárselo y buscamos otra opinión. Visitamos a otro neurólogo y nos dio una lista de alimentos que no debía consumir el niño, y nos dio otra receta en la que era un cóctel el que le daríamos en la mañana; ya que en un poco de jugo de naranja le daríamos 2 medicamentos, y otro medicamento antes de dormir. Tampoco lo hicimos, buscamos otra opinión, y en esta ocasión sin revisarlo el médico, le dio otra receta; y le quitó el café, el alcohol, etc., (¡Por favor, estaba tratando a un niño de 3 años!). Así fue nuestro peregrinar con otros médicos, en el que todos nos daban una receta y una lista de medicamentos prohibidos, pero nada nos satisfacía. Sentíamos que no era el camino, que no nos ayudaban, nadie nos daba una solución o nos indicaba un camino para encauzarlo. No queríamos que nuestro hijo pasara sus primeros años con droga para que pudiéramos descansar de su inquietud, nos daba miedo equivocar el camino. En alguna parte habíamos leído que a los niños pequeños no se les daba droga, pero aparte de eso no sentíamos que alguien le pusiera atención.
Pero buscando siempre otra opinión, encontramos al médico que nos dio confianza, observó al niño, no le dio medicamento y nos recomendó a una persona especializada que fue quien le dio terapia durante un tiempo.

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Al revisar el cuaderno de notas, veo una carita triste; y el niño me dice que no puso atención a la maestra. Más tarde una compañerita de él, me dice que a Omar le llaman la atención muchas veces y que este día lo sacaron de clase por no poner atención, y que duró un rato afuera. Yo me sentí muy mal, me dio tristeza pensar que no lo comprenden; que quizá lo estén tratando como el niño problema y lo “etiqueten”, eso me desespera, me angustia, me da impotencia, entonces pedí cita con su maestra. Ella me explicó que el niño es muy inquieto, que no lo puede mantener sentado; y que un día antes, lo sacó de clases diciéndole que cuando estuviera tranquilo volviera al salón (lo sacó aproximadamente 5 min.); ella le preguntaba cada cierto tiempo si ya podía regresar y él decía que no.
Cuando yo supe lo que pasó y le pregunté al niño, él no quería decírmelo, después me dijo lo que sucedió y que había llorado muy poquito.
Después de hablar con la maestra y pedirle que le pusiera atención a su comportamiento y que no pensara que era un niño majadero, que no lo “etiquetara”, porque ese es mi temor. Siento que él ha mejorado un poco porque la maestra me manda un pequeño reporte diario y hasta caritas felices hemos recibido.

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Hoy, al ir a pagar la mensualidad (la mensualidad se paga con la directora), la directora me dice que el niño va a estar a prueba por 30 días, si no, tendrá que darlo de baja de la escuela. No me parecía, y le dije que el niño hoy comenzaba con un estudio y dependiendo del estudio es como nosotros trataríamos al niño. Así también le indiqué que ellos estarían informados cómo deberían de comportarse con él.

Pienso que falta en la docencia gente preparada para atender a niños con problemas de hiperactividad.

No hemos tenido un llamado de atención por parte de la escuela para que nos indicaran que el niño se porta mal; sino que por una amiguita del niño, nos enteramos que lo habían castigado. Fuimos al día siguiente y hablamos con la directora y nos dio una cita con la maestra. La cuestionamos sobre el niño, y nos dice que el niño es inquieto, que no puede estar quieto ni un segundo. Le preguntamos si sabía que el niño era hiperactivo y nos respondió que sí estaba informada.

Hoy nos dieron los resultados de los exámenes, el niño salió bien, excepto en ortografía e inglés; pero nosotros ya sabíamos que saldría mal porque el niño no sabe leer.

Me siento un tanto frustrado al pensar que en la educación de nuestros hijos con problemas de hiperactividad, la Secretaría de Educación, no contemple maestros preparados para estos casos.

Yo pensé que era fuerte, pero hace unos 8 días me salieron unas manchas en las manos: son de los nervios.