Cuando
el niño tenía casi tres años, su pediatra nos
dijo que el niño tenía características de un
niño hiperactivo y que era conveniente llevarlo con el neurólogo.
Lo llevamos, el neurólogo lo reconoció y nos pidió
el electroencefalograma, lo hicimos, lo revisó y nos dio una
receta con 2 medicamentos: uno lo tomaría 15 min. antes de
cada comida, y otro por la noche; nos dijo que era medicamento controlado,
que siempre trajéramos la receta donde estuviera el niño,
que podía causar dependencia, etc. Nosotros no nos atrevimos
a dárselo y buscamos otra opinión. Visitamos a otro
neurólogo y nos dio una lista de alimentos que no debía
consumir el niño, y nos dio otra receta en la que era un cóctel
el que le daríamos en la mañana; ya que en un poco de
jugo de naranja le daríamos 2 medicamentos, y otro medicamento
antes de dormir. Tampoco lo hicimos, buscamos otra opinión,
y en esta ocasión sin revisarlo el médico, le dio otra
receta; y le quitó el café, el alcohol, etc., (¡Por
favor, estaba tratando a un niño de 3 años!). Así
fue nuestro peregrinar con otros médicos, en el que todos nos
daban una receta y una lista de medicamentos prohibidos, pero nada
nos satisfacía. Sentíamos que no era el camino, que
no nos ayudaban, nadie nos daba una solución o nos indicaba
un camino para encauzarlo. No queríamos que nuestro hijo pasara
sus primeros años con droga para que pudiéramos descansar
de su inquietud, nos daba miedo equivocar el camino. En alguna parte
habíamos leído que a los niños pequeños
no se les daba droga, pero aparte de eso no sentíamos que alguien
le pusiera atención.
Pero buscando siempre otra opinión,
encontramos al médico que nos dio confianza, observó
al niño, no le dio medicamento y nos recomendó a una
persona especializada que fue quien le dio terapia durante un tiempo.
*****
Al revisar el cuaderno de notas,
veo una carita triste; y el niño me dice que no puso atención
a la maestra. Más tarde una compañerita de él,
me dice que a Omar le llaman la atención muchas veces y que
este día lo sacaron de clase por no poner atención,
y que duró un rato afuera. Yo me sentí muy mal, me dio
tristeza pensar que no lo comprenden; que quizá lo estén
tratando como el niño problema y lo “etiqueten”,
eso me desespera, me angustia, me da impotencia, entonces pedí
cita con su maestra. Ella me explicó que el niño es
muy inquieto, que no lo puede mantener sentado; y que un día
antes, lo sacó de clases diciéndole que cuando estuviera
tranquilo volviera al salón (lo sacó aproximadamente
5 min.); ella le preguntaba cada cierto tiempo si ya podía
regresar y él decía que no.
Cuando yo supe lo que pasó
y le pregunté al niño, él no quería decírmelo,
después me dijo lo que sucedió y que había llorado
muy poquito.
Después de hablar con
la maestra y pedirle que le pusiera atención a su comportamiento
y que no pensara que era un niño majadero, que no lo “etiquetara”,
porque ese es mi temor. Siento que él ha mejorado un poco porque
la maestra me manda un pequeño reporte diario y hasta caritas
felices hemos recibido.
****
Hoy,
al ir a pagar la mensualidad (la mensualidad se paga con la directora),
la directora me dice que el niño va a estar a prueba por 30
días, si no, tendrá que darlo de baja de la escuela.
No me parecía, y le dije que el niño hoy comenzaba con
un estudio y dependiendo del estudio es como nosotros trataríamos
al niño. Así también le indiqué que ellos
estarían informados cómo deberían de comportarse
con él.
Pienso que falta en la docencia
gente preparada para atender a niños con problemas de hiperactividad.
No hemos tenido un llamado de
atención por parte de la escuela para que nos indicaran que
el niño se porta mal; sino que por una amiguita del niño,
nos enteramos que lo habían castigado. Fuimos al día
siguiente y hablamos con la directora y nos dio una cita con la maestra.
La cuestionamos sobre el niño, y nos dice que el niño
es inquieto, que no puede estar quieto ni un segundo. Le preguntamos
si sabía que el niño era hiperactivo y nos respondió
que sí estaba informada.
Hoy nos dieron los resultados
de los exámenes, el niño salió bien, excepto
en ortografía e inglés; pero nosotros ya sabíamos
que saldría mal porque el niño no sabe leer.
Me siento un tanto frustrado
al pensar que en la educación de nuestros hijos con problemas
de hiperactividad, la Secretaría de Educación, no contemple
maestros preparados para estos casos.
Yo pensé que era fuerte, pero hace unos 8 días me salieron
unas manchas en las manos: son de los nervios.