Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

Mi hijo de 9 años cursa el 4to año de primaria. Actualmente presenta déficit de atención y/o retención, diagnosticado por su maestra; ya que este año escolar ha sido para él particularmente más difícil que los anteriores. Sobre todo por la materia de matemáticas.

Soy madre profesionista, trabajadora (médico). Estoy diariamente sometida a estrés desde hace 3 años y, desde esa misma fecha aproximadamente tengo problemas en mi matrimonio por el desempleo de mi esposo; el cual no ha tenido más remedio que buscar trabajo en E.U, por temporadas más o menos largas. Platico esto porque siento que esta situación de encontrarme con la responsabilidad de mis hijos, mi casa y mi trabajo ha hecho que yo le preste menos atención a mis hijos (3); y sobre todo a mi hijo en cuestión creo que no le he brindado la ayuda necesaria cuando lo ha requerido por sentirme cansada, estresada, triste y en ocasiones sola. Además, la verdad es que la paciencia está lejos de mí.

El año pasado él tuvo a la misma maestra que ahora; por lo que tuvimos que regularizar al niño por las tardes con maestro particular. El esfuerzo valió la pena; cuando el niño recibió su boleta de aprobado de 3er año con promedio general de 80, y se puso feliz. Este año, confiamos que sería mejor. Notaba a mi hijo más despierto y maduro; aunque batallando con las matemáticas. Cual fue mi sorpresa y desencanto, cuando la maestra nos informa que nota en el niño problemas de retención y déficit de atención; y además nos dice que ella no puede ayudarlo, y probablemente no pasará de año. Yo en realidad había notado en mi hijo el desinterés en su escuela, al grado de pedirme que lo cambiara de ahí.

Hay que hacer notar que la materia de matemáticas lo estresa demasiado, sobre todo en período de exámenes (sufre de enuresis), pero últimamente este aparente desinterés se ha generalizado a todas sus materias.

Debo reconocer también que la labor de su maestra no ha sido la mejor, ya que nos hemos enterado por medio de otros niños del grupo, que ella tiene problemas familiares, por enfermedad de un pariente cercano al que tiene que cuidar; y que le pide a sus alumnos que adelanten solos la clase, porque ella se siente cansada o preocupada. Nos estamos dando cuenta que no revisa las tareas y, si lo hace, no revisa que están correctas. Y aún así las califica con 100. También los niños se abstienen de preguntarle sus dudas, para no molestarla.

En días pasados ella se enfermó por espacio de 4 días, sin tener quien la supliera en la clase; con el consiguiente retraso de los niños. Además de no ponerse al corriente con los exámenes del bimestre pasado, por no contar con el tiempo necesario, según ella.

Me doy cuenta que son todos estos factores los que perjudican a mi hijo: el estrés y la falta de paciencia de su madre; la ausencia y el apoyo de su padre; el desinterés y la apatía de su maestra. Me siento realmente triste y preocupada por él; por eso me decidí a buscar ayuda profesional. Quiero sacar a mi hijo adelante, quiero dejar de ver su mirada triste, su semblante preocupado, quiero que se sienta bien, quiero que se sienta feliz. (Febrero de 2003)