Tengo una niña que tuve en una escuela de gobierno, y decidimos cambiarla a un colegio particular. Según nosotros “para que aprendiera más y tuviera una mejor educación”. Pasé a hablar con la directora del colegio, y me la aceptó en primero, ahí duró tres días, después de los tres días me dijo que la niña no era para primero, y me la puso en tercero de Kinder.
Después le mandó a hacer un electroencefalograma para que la checaran, y saber cómo estaba. Al ver la directora los resultados de la niña, dijo que salió muy bien. Después me citó para decirme que la niña no podía estar en primero, ni en tercero de Kinder, porque no estaba preparada. “Porque los niños de tercero de Kinder ya están preparados para primero” –me dijo.
Dijo que la niña es muy inquieta y distraída. Y distraía a los demás niños del salón. Yo no estoy conforme con esto, porque se supone que ahí le iban a enseñar a la niña a como salir adelante, para que pudiera empezar a hacer sus trabajos. ¡NO ES JUSTO!
También estoy inconforme porque fui a hablar con la directora del colegio para pedirle una carta donde dijera como observó a la niña… también esto me negó.
En este momento la niña se quedó sin escuela, porque me la rechazó; no la quiso aceptar estos pocos meses que faltan para que termine el ciclo escolar, y nosotros poder buscar otra escuela para la niña. (Marzo de 2003).