—¡Ah! —exclamó
por todo comentario la desconcertada Alicia.
— ¡Como me gustaría que las vieras acudir
a mí, el sábado por la noche!
—dijo Humpty Dumpty, meneando con gravedad de un lado
a otro su figura—: en busca de su paga, naturalmente.
Alicia no se atrevió a preguntarle con qué las
pagaba; por tanto, no sabría yo decíroslo a vosotros)….
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*El texto anterior, fue seleccionado del libro:
Carroll L. Alicia en el país de las maravillas. México:
Editorial Óptima.2001