veces ;el párpado del ojo derecho también se lo han cosido; y ahora en enero, se golpeó en la boquita por dentro, le pusieron 6 puntadas, y por fuera 2 puntadas. Aparte otros golpes que se ha hecho en su cabecita, en la frente; a pesar de que casi no lo soltamos mucho por miedo a que se nos caiga.
En diciembre del año antepasado, al bajarme del camión, me caí con él, y se golpeó la cabeza. Yo siento que a partir de ahí empezó a convulsionar más, por el golpe tan fuerte que se dio. Últimamente ha estado un poco mejor, le pegan las convulsiones más leves, y él ha andado más animado, más contento; come muy bien, ha subido de peso, ahora pesa 20 kilos, habla un poco más, creo que nos entiende muy bien lo que le decimos, aunque se desespera porque no lo entendemos a veces lo que nos quiere decir.
Yo le doy gracias a Dios, que a pesar de todo lo que hemos pasado con él, mi familia siempre me ha apoyado, quieren mucho a Daniel, y siento que por parte de la familia de mi esposo también, porque lo cuidan muy bien y están al pendiente de él. Sólo le pido a Dios, que nos ayude a no darnos por vencido, a tener paciencia para enfrentar todos los momentos difíciles que hemos vivido, que nos ayude a salir adelante. Yo se que es difícil, pero no imposible.
Cuando Daniel convulsiona me siento muy mal, con muchas ganas de llorar, e impotente por no poder hacer nada para quitarle la convulsión; sobre todo cuando le da fuerte, que se queja como si le doliera. Pero realmente no sé si le duela, porque él no me dice nada. Creo que me conformaría ya con que a Daniel se le controlaran las convulsiones. Queremos tanto a nuestro hijo que nos duele mucho verlo sufrir. Me gustaría que en su revista también pusieran esta oración, me la regalaron y me gusta mucho.
Señor
Gracias te doy Señor, por la cruz que tú me diste,
en cada sufrimiento siento una gota de tu amor, que a ti me acerca.
Señor, que en mi más grande dolor, yo te bendiga;
que en mi más grande tristeza, Señor, en ti yo me
consuele.
Señor, que en mi más grande ignorancia, yo te sienta;
que en mi más grande tiniebla, yo te vea.
Señor, que en mi más grande angustia, yo te implore;
que en mi más grande desaliento, en ti Señor, yo me
conforte.
Señor, que en mi más grande alegría, a ti Señor,
yo nunca olvide.
Tuya soy Señor, dame las pruebas que tu quieras;
No temo ni al más grande dolor, ni al más grande sacrificio.
Enséñame Señor, que con paciencia a ti se te
conoce,
y que aguantar con fe el dolor, a ti se llega.
y que no confunda tu amor Señor, por vana gloria;
o por olvido de ti o por vanidad, pierda mi gracia.
Prefiero seguir de rodillas mi camino;
pero al final Señor, conozca yo tu gloria.
Amén.
Atte. Elsa Eva.