Cuando mi muchachita tenía 12 años, se presentó en ella un temblor leve en la parte superior del cuerpo del lado izquierdo. En ella han sido leves por 3 ocasiones; no se ve el movimiento en su cuerpo, si se toca se siente, no babea ni pierde el conocimiento, la duración ha sido de 1 a 2 minutos. Y lo más triste, las consecuencias de todo esto: el resentimiento, coraje y hasta desprecio de su hermana mayor para con sus hermanitas gemelas. Esto, se dio así porque éstas niñas requieren de mayor atención que su hermanita Anel y todavía menos Edileth. Ya que las gemelas no tienen el desarrollo normal: problemas psicomotrices, académicos, sociales y, deficiencia mental en Mavy, pero primeramente Dios, con la atención médica, el esfuerzo de mis hijas y la dedicación mía saldremos adelante.
Escribo lo que yo siento, y deseando de todo corazón la salud; y con ella una preparación para mis hijas, en un futuro de nuestro México.
Escribo estas líneas con base al problema de mi niña Luz Tania. A Luz Tania le empezaron a salir unas manchitas en la frente a la edad de 2 años y medio. La niña cuando nació no se le notaba nada raro, parecía una niña normal; empezó a caminar al año 1 mes. La niña a partir de que cumplió 2 años empezó a comportarse de una manera distinta a la de antes; empezó a hacer travesuras pero que no eran normales. Por ejemplo: cuando se hacía popó la embarraba en la mesa, corría en la calle sin fijarse si venía carro o no, le pegaba a los niños cuando estaban llorando; le hablaba, no me hacía caso. También a la edad de 2 años empezó a querer convulsionar: se le ponían los ojos rojos y una mirada muy fea y empezaba a gritar y aplaudir como si mirara un fantasma, y cuando le pasaba el shock, se le llenaba la boca de saliva y se quedaba muy seria. Cuando le daba el shock yo le hablaba y no me entendía, parecía como si no estuviera ahí en ese momento.
A partir de los 2 años, cuando la niña empezó con ese shock, desde ahí empezó a cambiar todo para mí y mi esposo. A mí me empezó a enfermar más de los nervios porque no se está un rato quieta, empieza a correr de un lado para otro, brincar en las camas. La niña también no tiene comunicación con la gente, no sabe tener una plática, habla puras cosas sin fundamento, no sabe jugar con otros niños; y como no sabe jugar, los niños la rechazan y es por eso que menos aprende a convivir.
Sólo pido que el doctor me ayude con ella, para que algún día llegue a ser una niña normal. Y que los otros niños la reciban bien y jueguen con ella.
Pues bien se despide una madre desesperada, que la pone en sus manos confiando que la alivie o mejore.
Atte. Raffy.