Este libro fue escrito en Puebla de los Angeles, de la Nueva España (lo que hoy conocemos en nuestro país como la ciudad de Puebla, capital del estado de Puebla), a solicitud de la madre Alexandra Beatriz de los Dolores. En las primeras páginas utiliza los términos de “telele o tembeleque”, emplea tres categorías: epilepsia, movimientos convulsivos y movimientos espasmódicos. Señala que la epilepsia es: “…una sacudida forzada, involuntaria, prenatural, violenta, de las partes nerviosas-membranosas-musculares del cuerpo, con pérdida de la conciencia.” De Horta, establece una serie de probables etiologías; descripciones clínicas; un proceso patofisiológico, clasificaciones y tratamientos. Este libro es escasamente conocido; no aparece en el texto clásico de Temkin sobre la historia de la epilepsia (13).
Después, en 1824, Calmeil introdujo una clasificación basada en la gravedad de los cuadros clínicos. Para 1870, Hughlings Jackson estableció el término de “foco epileptógeno”. Por su parte, William Gowers desarrolló una clasificación inicial; y en 1929, Hans Berger aportó sus conocimientos, resultantes de los primeros registros de la actividad eléctrica cerebral, mediante la utilización del electroencefalógrafo. Posteriormente William Lennox contribuyó a ampliar los conocimientos de este trastorno. Lo anterior, representó los primeros pasos para la creación de la Liga Internacional Contra la Epilepsia (14).
La Liga Internacional Contra la Epilepsia es una asociación internacional, conformada por los neurólogos más reconocidos del mundo; quienes investigan y atienden pacientes con epilepsia; tanto niños como adultos. Y se reúnen periódicamente para revisar clasificaciones, tratamientos, evolución, etc., sobre este problema. En México, existe El Capítulo Mexicano De la Liga Contra la Epilepsia (CAMELICE), en el cual se agrupan médicos (en su mayoría neurólogos) y otros profesionistas que atienden pacientes con epilepsia de nuestro país. El principal logro de dicha organización es que la epilepsia fuera considerada en un programa prioritario, a partir de 1983, por ser un problema importante de salud pública. Sin embargo, no ha tenido la penetrancia que se esperaba; actualmente las dos organizaciones (Programa Prioritario de Epilepsia y CAMELICE) trabajan de manera independiente.
A través del tiempo, la epilepsia, ha sido considerada: como una enfermedad contagiosa, como el resultado de excesos o aberraciones sexuales, como una expresión de posesión demoniaca; también se le correlacionó con los ciclos de la luna (15). Constituye una de las afecciones que han acumulado una gran cantidad de creencias y errores, basados en la superstición, prejuicio o ignorancia.
Frecuencia y prevalencia. La epilepsia, es uno de los trastornos neurológicos más importantes, que involucra a todos los niveles socioeconómicos. Representa la afección más frecuentemente atendida por los especialistas de enfermedades del sistema nervioso. La prevalencia en la población general se encuentra entre el 4 al 10 por 1000 habitantes (16). De acuerdo con la información de Estados Unidos, Europa y Japón, en el periodo comprendido de 1940 a 1980, se encontró una tasa de 6.8 casos por cada 1000 habitantes (17). Se estima que existen alrededor de 50 millones de casos en el mundo. Se calcula que en México existen 900,000, tres cuartas partes de ellos son menores de 20 años (18). Se ha establecido que en nuestro país, aproximadamente del 2 al 4% de la población la padece, en reportes de la literatura americana citan el 1%. Al revisar los diversos artículos sobre el tema, de médicos mexicanos, publicadas de 1972 a 1982 en el país, se reportó una prevalencia que varió de 3.5 a 18.6 casos por 1000 habitantes, resultando un promedio de 12.6 casos por 1000 habitantes (16).
En otra revisión, llevada a cabo en diversas instituciones del país, comprendió un periodo de 25 años, y se encontró que 22,247 casos reportados de enfermos neurológicos, el 39.3% correspondió a enfermos con epilepsia. Los datos anteriores nos reflejan una frecuencia y prevalencia altas en nuestro país, mucho mayor que en países como Estados Unidos, algunos de Europa y de Japón; lugares en donde las condiciones socioeconómicas aminoran un poco estos problemas. A diferencia del nuestro, que carece de los recursos más elementales para evitar un gran porcentaje de afecciones, tales como: las complicaciones del parto, infecciones, parasitosis, prematurez, meningitis, desnutrición; las cuales son algunas de las causas de esta enfermedad. Aunque es importante señalar que, de acuerdo con la literatura, un 75 % de dichos pacientes no tienen causa identificable.