Para esta pieza se utilizaron los siguientes materiales: gesso, crayones, pintura acrílica y barniz, sobre un soporte de madera.
Fue inspirada en la obra de Francis Bacon, de su tríptico: Tres estudios de figuras al pie de una crucifixión (1944). Principalmente porque pinta la figura humana expuesta y vulnerable, deformada y mutilada, logrando así expresar la soledad, la violencia y la degradación. Compara a los seres humanos con animales (incluso con reses). Sus rostros a menudo contienen una boca gritando silenciosamente. Los seres humanos aparecen aislados y solitarios, sus piernas se extienden como patas de cordero y torsos como el costillar de un cerdo; expresando la dolorosa verdad de la muerte y el camino inevitable hacia la putrefacción.
No está demás decir que es el pintor de la segunda mitad del siglo XX que mejor representa la crudeza, incertidumbre y desaliento. Así, al retomar esta imagen, la estamos contextualizando a nuestra realidad: Un mundo de codicia sin límite; de coma moral.