Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

CREANDO ESPACIOS
El Reino Fungi. El sorprendente y aún poco explorado mundo de los hongos”.
Por: Ana Silvia Figueroa-Duarte

Imagen: Textos de divulgación científica, artísticos, y libros ilustrados infantiles sobre el tema de los hongos. En el centro: figura de hongos elaborada a mano con lana y aguja.

Foto de Archivo: Boletín Contactando.

 

Pocas veces se menciona a los hongos en las escuelas y universidades, y siguen siendo un gran reino desconocido para muchos. Por ello, nuestro interés por explorar y compartir nuestros hallazgos con los lectores del Boletín Contactando, con la finalidad de que sea de utilidad para continuar con sus propias exploraciones.

Los hongos tienen su propio reino, como las plantas y los animales, aunque menos conocido. Los científicos consideran que existen entre 2.2 y 3.8 millones de especies, de las cuales conocemos menos del 5 por ciento. Antes, los hongos se consideraban plantas y los estudiaban los botánicos. Fueron incluidos en el Species Plantarum del famoso naturalista Linneo en 1753. Continuamente se descubren nuevas especies; su vasta presencia se ha ido manifestando en los últimos años a partir de estudios moleculares que han revelado que existe una sorprendente y gran cantidad de especies nunca vistas, que sólo se conocen por su ADN.

 

Imagen No.1: Diferentes variedades de hongos, Tomado de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/da/Fungi_Diversity.jp

 

Se cree que los primeros hongos evolucionaron hace unos mil millones de años y que eran organismos unicelulares simples que vivían en el agua. Se reproducían a través de esporas móviles asexuales (zoosporas) y se impulsaban con una estructura parecida a un látigo llamada flagelo. Se calcula que la transición evolutiva de hongos acuáticos a terrestres tuvo lugar hace alrededor de 700 millones de años. Los primeros dos grupos que evolucionaron en el nuevo entorno fueron los Zoopagomycota y los Mucoromycota, que carecían de esporas móviles. Los Zoopagomycota son casi exclusivamente patógenos, parásitos o comensales (que viven en o dentro de animales y de otros hongos sin dañarlos). En contraste, los Mucoromycota forman una entidad con las plantas huésped.

Muchos de los acontecimientos más dramáticos ocurridos en la Tierra han sido –y siguen siendo- resultado de la actividad de los hongos. Las plantas lograron salir del agua hace unos 500 millones de años gracias a su colaboración con los hongos, que ejercieron como sus sistemas radiculares durante decenas de millones de años hasta que las plantas pudieron desarrollar los suyos. Hoy más del 90% de las plantas dependen de los hongos micorrícicos -del griego mykes (hongo) y rhiza (raíz)- que comunican los árboles en redes compartidas a veces llamadas Wood Wide Web. Esta ancestral simbiosis dio origen a toda la vida reconocible en la Tierra, cuyo futuro depende de la capacidad ininterrumpida de plantas y hongos por establecer relaciones saludables.

Los hongos inciden en casi todos los aspectos de nuestra vida y están a nuestro alrededor. Sin ellos, la vida no sería tal como la conocemos. Nuestros bosques y cultivos los necesitan para florecer, porque sin los hongos, la madera y las hojas muertas no se degradarían totalmente, sino que se acumularían año tras año. El ganado y las ovejas, así como otros animales rumiantes, necesitan algunos hongos en el estómago para descomponer el pasto que comen. Nuestra vida sería más corta sin los antibióticos y sin los otros productos farmacéuticos que provienen de los hongos. Pero, por otro lado, algunos de ellos pueden crecer en nuestros cuerpos, matar cultivos y los árboles, arruinar la comida, invadir los hogares e incluso envenenarnos.

 

Micólogos en la historia

Se le llama micólogo a la persona, ya sea profesional o aficionada, que tiene un interés científico por los hongos. En 1837, el clérigo inglés Miles Berkeley acuñó el término; antes de eso, a una persona que estudiaba los hongos simplemente se le conocía como botánico y por lo general era menospreciado por otros botánicos porque los hongos se consideraban organismos inferiores a las plantas. De hecho, los hongos fueron separados de las plantas en 1969, cuando se les dio su propio reino. La mayoría de las colecciones de hongos organizadas sistemáticamente aún se alojan en herbarios a pesar de que no son ni plantas ni hierbas.

Primeros micólogos. Se ha recorrido un largo y arduo camino para comprender el reino de los hongos. En la época clásica se creía que la caída de un rayo producía setas y todavía a mediados del siglo XVIII los naturalistas seguían sin entender bien los hongos. No obstante, hubo pequeños avances que dieron inicio al proceso de definir los hongos como actualmente los entienden los micólogos.

La primera persona que avanzó en ese conocimiento fue el italiano Pier Antonio Micheli (1679-1737); no sólo fue el primero en describir e ilustrar las esporas dentro de ascas y sobre los basidios, sino en demostrar que las esporas pueden producir nuevos hongos. Pero Micheli era un hombre muy adelantado a su tiempo y gran parte de su trabajo quedó inédito. A pesar de ello, su legado pervive en los nombres que acuñó; por ejemplo, Aspergillus, Clathrus, Mucor, Phallus, Polyporus y Puccina.

Por su parte, Carl Linneo (1707-1778), el `padre de la taxonomía moderna´, en realidad retrasó el estudio de los hongos en lugar de adelantarlo. Su confusión lo hizo incluirlo en el reino vegetal y agrupó tipos muy distintos bajo los mismos nombres genéricos.

Los primeros micólogos también estudiaron organismos que ahora sabemos que no son verdaderos hongos, como los mildius vellosos y los mohos del lodo, que tienen nombres de hongos verdaderos. Por ejemplo, el reverendo Miles Joseph Berkeley (1803-1889), fundador de la micología británica y cuya colección fue el inicio del fungario del Real Jardín Botánico de Kew, saltó a la fama por sus investigaciones sobre el tizón de la papa, que ocasionó la Gran hambruna en Irlanda (1845-1849). Berkeley confirmó que la causa era el organismo que hoy conocemos como Phtophthora infestants, un mildiu velloso.

Arthur Lister (1830-1908) y su hija Gulielma (1860-1949) dedicaron unos cincuenta años a observar y dibujar cuidadosamente los mohos del lodo y produjeron tres ediciones de un lujoso libro con ilustraciones exquisitas: Monograph of the Mycetozoa. Desde aquellas primeras observaciones, nuestra comprensión del reino de los hongos ha seguido evolucionando y ahora tenemos una mejor idea de lo que es un hongo.

 

Imagen No.2: Portada del libro Monograph of Mycetozoa 1911 (izquierda). Ilustración de hongos (derecha). Tomado de: Biodiversity Heritage Library. En: https://www.biodiversitylibrary.org/item/61303#page/516/mode/1up

 

Sin embargo, también existieron mujeres que desafortunadamente por el hecho de serlo, no fueron reconocidas; más bien fueron excluidas del mundo científico, entre ellas: Mary, Banning (1822-1903), micóloga estadounidense del siglo XIX, fue poco reconocida y marginada de la comunidad científica por ser mujer. Aunque estaba ocupada cuidando a su anciana madre y a su hermana enferma, sacó tiempo para ir al bosque en busca de hongos. Recolectando hongos por todo Maryland (Estados Unidos), elaboró un impresionante catálogo de sus hallazgos que incluía 175 ilustraciones y descripciones en acuarela, e incluso algunas especies nuevas para la ciencia. Se convirtió en la tercera mujer en la historia en identificar nuevas especies de hongos. A pesar de que Banning mantuvo correspondencia frecuente con el renombrado micólogo Charles H. Peck, a quien confió su manuscrito, su trabajo permaneció desconocido hasta que fue descubierto casi un siglo después.

En un país predominantemente micofóbico, el interés de Banning por los hongos fue otro golpe en su contra. La gente de Maryland la llamaba la Dama de los Hongos de rana. Quienes la veían buscando setas en el bosque comentaban: “Pobre mujer, está completamente loca”. Sin embargo, sus propios comentarios sobre la búsqueda de hongos indican que no había perdido la razón, por el contrario, poseía una visión esclarecedora y estética sobre el tema, como lo muestra uno de sus comentarios: “El micólogo bien puede compararse con un pionero que deambula por una tierra llena de formas alternadamente bellas y fantásticas”.

Banning describió 23 especies de hongos previamente desconocidas y escribió un libro titulado The Fungi of Maryland (Los hongos de Maryland), que aún no ha sido publicado. El manuscrito fue la culminación de más de 20 años de investigación de campo y estudio artístico.

Imagen No.3: Fistulina hepática, finales del siglo XIX. Por Mary Banning. Tomado de: New York State Museum. En: https://www.nysm.nysed.gov/mary-banning-fungi-of-maryland/648

 

Imagen No.4: Agaricus strobiliformis, Late 1800s. Mary Banning.
Tomado de: New York State Museum. En: https://www.nysm.nysed.gov/mary-banning-fungi-of-maryland/648

 

A pesar de sus contribuciones pioneras, Banning pasó sus últimos años en la pobreza, y su manuscrito, confiado a Peck, permaneció oculto durante casi un siglo. Redescubierto en la década de 1980. Los Hongos de Maryland es ahora uno de los objetos más apreciados de la colección del Museo Estatal de Nueva York. Un poco tarde, ¡al parecer!

Asimismo, Beatrix Potter (1866-1943). Fue una mujer inglesa que tenía un profundo interés no solo por la micología, sino también por la geología, entomología y arqueología. Es posible que haya sido la primera persona en plantear que los líquenes son el matrimonio entre un alga y al menos un hongo. También hizo ilustraciones encantadoras de hongos y representaciones muy precisas de sus esporas.

 

Imagen No.5: Amanita crocea (griseta amarilla) y Amanita muscaria (sombrero escarlata). Por Beatrix Potter. Acuarela, aclarado con blanco y grafito. 1897.Tomado de: The Morgan Library & Museum. En: https://www.themorgan.org/exhibitions/online/drawn-to-nature/7

 

Durante la década de 1890 Potter produjo más de 450 acuarelas y bocetos de hongos y líquenes. Aunque su interés por las setas comenzó como una apreciación por su complejidad y belleza, pronto se acercó más profundamente en la ciencia de la micología a través de pinturas cada vez más detalladas, incluso representaciones microscópicas de esporas de hongos, que fueron utilizadas por otros entusiastas de los hongos con fines de identificación. Su trabajo fue una auténtica fusión de precisión científica y esfuerzo artístico.

 

Imagen No.6: Leccinum versipelle 1887–1900. Por Beatrix Potter (1866–1943) The Armitt Museum and Library. Tomado En: https://artuk.org/discover/stories/beatrix-potters-other-life-the-mushroom-fanatic

 

En 1897, la Sociedad Linneana de Londres le prohibió presentar su artículo “On the germination of Spores in Agaricinaceae (Sobre la germinación de esporas en Agaricinaceae) dada su condición de mujer. Esta misma razón le impidió trabajar seriamente en micología.

Sin embargo, su talento y habilidades artísticas, además de su acomodada situación económica, le permitieron desarrollarse en el campo de la literatura infantil, en el cual fue ampliamente reconocida.



Por otro lado, en nuestro país, otra mujer de la cual muchos se aprovecharon de su popularidad, pero también por su condición de indígena y no alfabetizada fue María Sabina (1894-1983). Fue una curandera mazateca originaria de Oaxaca, México. María Sabina utilizaba hongos Psilocybe en sus rituales de curación, los llamaba sus “niños santos” y supuestamente conversaba con ellos. Ella les pedía a sus clientes que comieran estos hongos en pares para representar el equilibrio entre lo masculino y lo femenino.

En junio de 1955, el etnomicólogo estadounidense Gordon Wasson visitó a María Sabina, probó sus hongos (Psilocybe mexicana) y luego escribió un artículo de 17 páginas titulado “Seeking the Magic Mushroom” (En busca del hongo mágico) para la revista Life en 1957. Este artículo inspiró a varias celebridades a seguir el mismo camino, Junto con Wasson, el científico suizo y creador de LSD Albert Hofmann la visitó en 1962 con una intención “más científica”.

Julio Glockner en el libro Vida de María Sabina La sabia de los hongos, escrito por Álvaro Estrada señala que no es de sorprender que María Sabina sintiera que “sus niños santos” habían perdido la santidad tras “la llegada del hombre blanco”. Sobre lo anterior, en una ocasión María Sabina le comentó a Estrada que: “El día que por primera vez hice una velada ante los extranjeros, no pensé que algo malo fuera a suceder…Pero ¿qué resultó? Pues que ha venido mucha gente a buscar a Dios…desde el momento en que llegaron los extranjeros a buscar a Dios, los niños santos perdieron su pureza. Perdieron su fuerza, los descompusieron. De ahora en adelante ya no servirán. No tiene remedio.” El señalamiento que lo responsabiliza conmovió profundamente a Wasson, quien comentó lacónicamente: “me temo que dice la verdad, ejemplificando su sabiduría. Una práctica realizada en secreto durante siglos ha sido sacada a la luz, y la luz anuncia el final.”

La “impureza” de los hongos que lamentaba María Sabina se debe a las infracciones rituales que se han cometido tanto en su colecta como en su consumo. “No faltaron paisanos mazatecos- decía ella- que con el fin de obtener algunos centavos vendieron los niños santos a los jóvenes. Los jóvenes han sido los más irrespetuosos, ellos toman niños santos a cualquier hora y en cualquier lugar. No lo hacen durante la noche ni bajo las indicaciones de los sabios y tampoco para curarse la enfermedad”.

Desde luego que la “pérdida de fuerza” de los hongos no se refiere a la reducción de sus propiedades bioquímicas en sí mismas, sino más bien se refiere a que, a partir del momento en que se utilizan fuera del contexto terapéutico mazateco, con el propósito de obtener un beneficio económico, se inicia una degradación del ritual y una pérdida de su “fuerza mística” y su “poder diagnóstico”, es decir, un debilitamiento, una descomposición de sus efectos.

María Sabina vivió una vida de miseria y violencia, su condición de mujer, indígena, pobre y no alfabetizada no le permitieron llevar una vida con un mínimo de bienestar. A pesar de que muchos se beneficiaron y siguen lucrando a costa de ella.

Desgraciadamente, como podemos observar actualmente, dichas condiciones no han cambiado debido a la misoginia, clasismo, racismo, falta de sororidad entre las mismas mujeres que alcanzan altos niveles de poder. El progreso y bienestar está reservado solo para aquellas que pertenecen a grupos privilegiados; o bien, que están supeditadas a éstos.



Función de los hongos en la Naturaleza

La función de los hongos en la naturaleza no es otra que consumir la materia orgánica, hojas, restos vegetales y de madera, excrementos de insectos. Una especie de setas consumen un tipo de materia orgánica, otras se especializan en consumir madera muerta; la especialización hace que cada especie sea más eficiente con cada tipo de materia. Si no existiesen los hongos, se acumularían los restos vegetales en el suelo de los bosques. Son en definitiva organismos recicladores, que retornan al resto de organismos los componentes orgánicos y minerales que estaban en la materia orgánica muerta.

Además, tienen otras funciones, ya que poseen la capacidad de solubilizar determinados minerales, como el fósforo, hierro, manganeso, para que plantas y árboles los puedan absorber y para enriquecer el suelo de minerales. Por lo tanto, es indudable la función de los hongos como fertilizadores del suelo donde habitan.

Los hongos son un grupo de organismos con características propias de nutrición, fisiología, reproducción y organización, que forman un reino aparte de las plantas y los animales, denominado fungi, el cual está definido en parte por su forma de nutrición, que es por absorción.

Los estudiosos del reino fungi clasifican a los hongos como inferiores y superiores, atendiendo a su tamaño. Al hablar de hongos inferiores se refieren a los hongos microscópicos imposibles de ver sin ayuda de un microscopio. Mientras los hongos macroscópicos o superiores serían todas aquellas especies de setas que podemos encontrar en prados y bosques.

 

Imagen No.7: diferencia entre hongos microscópicos (izquierda) y macroscópicos (derecha). Tomado En: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/multimedia/WAV211015/904(4).jpg

 

Con relación a los hongos macroscópicos, en nuestro país existe El Herbario Nacional de México del Instituto de Biología de la UNAM, alberga una colección de hongos macroscópicos, fue iniciada en 1947 por los doctores Manuel Ruiz Oronoz y Teófilo Herrera Suárez. Actualmente cuenta con más de 25 mil ejemplares que proceden de varios estados de nuestro país, representando una gran cantidad de tipos de vegetación, como son los bosques templados, las selvas tropicales y las zonas desérticas, señala la Maestra Elvira Aguirre Acosta, encargada de la Colección de Hongos del Herbario Nacional de México desde 1976. Sólo se colectan los cuerpos fructíferos productores de esporas, resultado de la reproducción sexual, dejando su micelio en el sustrato. Indica que para que sea posible observar las características adecuadas es necesario que los hongos que se van a recolectar se encuentren completos y maduros, para determinar su especie, como son forma, textura, tamaño, color, sabor y olor.

Posteriormente, en el laboratorio se efectúa la deshidratación con calor seco, cada individuo es guardado en cajas de cartón y se elabora una etiqueta con los datos de procedencia para su estudio taxonómico. El arreglo de la colección de hongos es estrictamente alfabético y taxonómico, en mobiliario adecuado para su manejo y preservación. Refiere que, por su sabor, muchos hongos tienen un alto valor culinario en nuestro país. Algunos contienen compuestos químicos con propiedades medicinales; mientras que también hay algunas especies tóxicas, algunas de ellas letales o alucinógenas, cuyo consumo data de épocas prehispánicas.

Esta colección de hongos macroscópicos representa un excelente indicador de la diversidad fúngica de México, lo que se considera vital para gran cantidad de estudios biológicos e interdisciplinarios.

 

 

Setas y hongos

Las setas son estructuras que pertenecen al reino fungi y son la parte reproductiva de los hongos.

 

Imagen No.9: Estructura de los hongos. Tomado En: https://www.ecologiaverde.com/estructura-de-los-hongos-3676.html

 

Estas misteriosas y atractivas formas emergen del suelo o de la materia orgánica donde se encuentra el micelio, que es la red de finos filamentos que compone la estructura vegetativa del hongo. Su función principal es liberar esporas para asegurar la reproducción del hongo y así perpetuar su especie.

Imagen No.10: Hongo liberando esporas. Izquierda; esporas vistas a través del microscopio. Derecha. En: https://lacasadelassetas.com/blog/esporas-y-su-importancia-en-la-reproduccion/

 

Por otro lado, el término "hongo" engloba a todo el organismo completo, que incluye tanto el micelio como las setas que emergen en su etapa reproductiva. Las setas, por tanto, son solo una parte visible y efímera del hongo, mientras que el micelio, que puede extenderse ampliamente bajo tierra o en sustratos orgánicos, representa la mayor parte del organismo. Esta compleja estructura permite a los hongos cumplir funciones vitales en el ecosistema, tales como la descomposición de la materia orgánica y la simbiosis con otras especies vegetales.



Tipos de hongos

Los hongos se pueden clasificar en diversos tipos: levaduras, mohos, setas, trufas, dermatofitos y líquenes. Los hongos pertenecen al reino fungi o Eumycota. Son organismos eucariontes heterotróficos que absorben su alimento del medio externo.

Las levaduras son frecuentemente unicelulares y microscópicas. Existen más de 500 especies descubiertas de levaduras en la naturaleza, se reproducen por lo general por fisión o gemación: Este tipo de reproducción es asexual, produciendo una célula hija con el mismo material genético de la célula madre. Una especie de levadura de gran importancia económica es la Saccharomyces cerevisiae, utilizada desde antaño para la producción de pan, cerveza y vino. Entre las levaduras también existen agentes patógenos, como la Candida albicans, patógena causante de la candidiasis en los humanos. Algunos hongos patógenos del ser humano, como el Hystoplasma capsulatum y el Blastomyces dermatitidis, se presentan como levaduras en el tejido humano, mientras son filamentosos en cultivos de laboratorio.

Los mohos son hongos muy comunes, distribuidos por todo el mundo. Su cuerpo se caracteriza por formar hilos o filamentos en forma de tubo, que se conoce como micelio. Se reproducen a través de esporas, que se esparcen fácilmente por el aire. Son de gran interés, tanto por sus beneficios como por los problemas que acarrean. Los quesos azules deben su color y sabor a diferentes especies del género Penicillium, por ejemplo, el P. roqueforti en el queso Roquefort. De muchos mohos se obtienen fármacos que han sido de gran avance para la medicina. Tal es el caso de Penicillium chrysogenum, el hongo productor de la penicilina, y el Aspergillus terreus, que produce la lovastatina (medicamento para reducir el colesterol). También los mohos son responsables de gran pérdida de alimentos, como el moho del pan y frutas.

Las setas como vimos anteriormente, el término “seta” se aplica popularmente a los cuerpos fructíferos de hongos. El cuerpo fructífero de las setas se caracteriza por presentar un pie o talo y un sombrero o sombrilla. Estos se desarrollan a partir de un micelio que se extiende en el suelo. Estos cuerpos están construidos por hifas. Muchas setas forman asociaciones con las raíces de los árboles. A esta asociación se le conoce como micorriza. Por ejemplo, el Boletus edulis forma micorrizas con las coníferas.

Es importante destacar que las setas, además de su importancia ecológica, han capturado la fascinación de los seres humanos a lo largo de la historia. Su diversidad de formas, colores y tamaños, sumada a su presencia en diversos mitos y leyendas, las convierten en objetos de interés para los amantes de la naturaleza, los aficionados a la micología y los apasionados de la cocina gourmet.

Sabemos que los humanos comen hongos al menos desde la Edad de Piedra, y posiblemente desde mucho antes. En la antigua Roma la amanita de los césares (Amanita caesarea) era un manjar para los emperadores, y en Suecia, las setas porcini (Boletus edulis) se conocen como setas Karl Johan en honor al rey Karl XIV Johan, quien enseñó a disfrutar de este hongo.

Dentro de las setas encontramos algunas especies que pueden ser cultivadas bajo condiciones específicas, esto facilita su comercialización y distribución. Los más famosos son los champiñones (Agaricus brunnescens), el shiitake (Lentinula eodes) y el hongo ostra (Pleorotus ostreatus).

Por otro lado, algunas civilizaciones antiguas descubrieron en cierto tipo de hongos propiedades alucinógenas, que empezaron a utilizar para rituales espirituales. Las especies más empleadas pertenecen a los géneros Psilocibe, Conocybe y Panaleolus. A estos hongos también se les conoce como hongos voladores, por la sensación que provocan al consumirlos. Los hongos alucinógenos producen sus efectos por los principios activos psilocibina y psilocina, alcaloides derivados relacionados con el neurotransmisor serotonina.

La trufa conocida como "diamante negro" pertenece a la especie Tuber melanosporum. Las trufas pertenecen a la familia Tuberaceae, familia de hongos donde el cuerpo fructífero es hipogeo, es decir, crece debajo de la tierra. Forman micorrizas con árboles y arbustos. El olor y el sabor de los cuerpos fructíferos atraen animales que los excavan, por lo que se usan perros y cerdos para colectarlos. El género Tuber concentra alrededor de 100 especies. Dentro de estas se encuentran trufas muy apreciadas en la gastronomía, como el Tuber aestivum o la trufa de verano y el Tuber melanosporum, el diamante negro.

Los dermatofitos, la mayoría de las micosis de la piel son causadas por dermatofitos, hongos capaces de degradar la queratina. Las especies responsables de la mayoría de las micosis cutáneas son Epidermophyton floccosum, Trichophyton rubrum y Microsporum audouinii.

Los líquenes son un tipo especial de organismo, formado por la simbiosis de un hongo y un alga o cianobacteria. El hongo proporciona el soporte para que el alga crezca mientras esta realiza la fotosíntesis y le proporciona los carbohidratos al hongo. La mayoría de los líquenes son 95% hongo (o micobionte) y se estima que existan más de 25 mil especies. Entre estas podemos mencionar Icmadophila ericetorum, Cladonia coccifera y la cáscara de roble, Punctelia perrenticulata.



Envenenamiento por hongos

Muchas de las setas que crecen silvestres en los bosques tienen efectos nocivos cuando son ingeridos. Amanita phalloides y Galerina marginata poseen unas toxinas llamadas amanitinas que en muy pequeñas dosis son letales. La identificación correcta de setas silvestres comestibles es de extremada importancia. Por ejemplo, la Morchella esculenta (seta comestible) fácilmente se puede confundir con la Gyromitra esculenta, responsable del 2 al 4 % de envenenamientos fatales por hongos.

Pese a su reputación, pocos hongos son venenosos. Sólo unas 120 especies de las 22,000 que producen setas son venenosas, y 0.5% de éstas representa un riesgo real. Otras 90 especies pueden causar malestar estomacal a algunas personas, y unas 150 tienen propiedades alucinógenas. Además, hay algunos mohos que producen compuestos muy tóxicos, entre ellos Fusarium, que tiene potencial para usarse como arma biológica debido a que ciertas especies producen micotoxinas, como la toxina T2, que son altamente peligrosas y se dispersan fácilmente, pueden causar enfermedades e incluso la muerte en humanos y animales.



Enfermedades causadas por hongos

Algunas especies del género Fusarium, como Fusarium solani y Fusarium oxysporum, pueden causar enfermedades graves, incluyendo la muerte en humanos e importantes daños en cultivos. Fusarium solani es el responsable de brotes de meningitis en humanos, y Fusarium oxysporum es un importante patógeno de plantas que causa marchitamiento y muerte. En humanos Fusarium solani puede causar infecciones, incluyendo infecciones de la piel, onicomicosis (infecciones de las uñas), queratitis (infección de la córnea) y meningitis. Las infecciones por Fusarium son más comunes en personas con sistemas inmunológicos no necesariamente comprometidos. En el caso de meningitis por Fusarium solani, la mortalidad puede ser alta, especialmente si el diagnóstico y tratamiento son tardíos. En algunos casos, como el brote de meningitis en Tamaulipas, México se han reportado muertes asociadas a Fusarium solani.

Las toxinas de la especie Amanita phalloides atacan el hígado y los síntomas pueden no presentarse hasta un día después de ingerirla. Son igual de peligrosas las toxinas de algunas especies anaranjadas del género Cortinarius (en especial Cortinarius orellanus); los efectos de la toxina orellanina pueden tardar hasta dos semanas en manifestarse y causar una insuficiencia renal que requiera un trasplante para sobrevivir.

Es importante mencionar, entre otras enfermedades causadas por hongos en humanos, a la coccidioidomicosis conocida como Fiebre del Valle de San Joaquín, esta enfermedad es provocada por el hongo Coccidioides immitis; y la mucormicosis entre otras.



Hongos fitopatógenos

Las enfermedades causadas por los hongos provocan miles de millones de pérdidas – el hongo tizón de arroz daña una cantidad de arroz lo bastante grande para alimentar a más de 60 millones de personas al año-. Las enfermedades que sufren los árboles por culpa de los hongos, desde la enfermedad holandesa del olmo al cancro del castaño, transforman bosques y paisajes.

El impacto de dichas afecciones en el mundo es cada vez mayor: las prácticas agrícolas insostenibles reducen la capacidad de las plantas para establecer relaciones con los hongos benéficos de los que dependen. El empleo extendido de fungicidas ha provocado un aumento sin precedentes de nuevas superbacterias fúngicas que amenazan la salud de los seres humanos y de las plantas.

Aunque la mayoría de los hongos realizan funciones útiles reciclando nutrientes en los ecosistemas, algunos han adoptado estilos de vida que perjudican a las plantas con las que interactúan. Los hongos que atacan a las plantas (fitopatógenos) son la principal causa de daño en los cultivos; ocasionan enormes pérdidas financieras para los agricultores e incluso representan una amenaza para los alimentos de nuestra mesa.

Los hongos han desarrollado tres grandes estrategias para infectar plantas. Pueden infectarlas y mantenerlas vivas para alimentarse de sus nutrientes (biótrofos), pueden matarlas sin más y digerir la materia vegetal muerta (necrótrofo) o pueden empezar siendo biótrofos y después adoptar un comportamiento necrótrofo. La infección comienza cuando la espora del hongo llega a una planta. Una vez dentro, los hongos fitopatógenos interfieren con la capacidad de la planta para defenderse. Por ejemplo, los patógenos necrótrofos pueden liberar toxinas para matar las células vegetales y después digerirlas. Los hongos patógenos biotrófos mantienen vivo el tejido infectado contra la voluntad de la planta, que trata de detener la infección.



Hongos y su relación con los organismos humanos

Los hongos que comparten la historia más íntima con los seres humanos son las levaduras. Estas viven en nuestra piel, nuestros pulmones y nuestro tracto intestinal, y revisten nuestros orificios. Los cuerpos humanos han evolucionado para regular estas poblaciones, y lo han estado haciendo así durante largos tramos de la historia evolutiva.

Las levaduras son hongos unicelulares que pertenecen a aproximadamente cien géneros diferentes y que se reproducen sobre todo por división celular. Son microorganismos invisibles a simple vista. Un habitante de nuestro micobioma (nota: las bacterias habitan nuestro microbioma), la levadura Trichosporoninkin, puede crecer en el área del vello púbico, las pestañas y las cejas. Otras como la Candida albicans, son levaduras oportunistas que pueden causar infecciones en la boca, el colon y los órganos reproductivos. Además, se ha descubierto una nueva especie, llamada Cabdida auris, que podría ser letal, ya que es resistente a los antifúngicos.

Hoy las levaduras son los organismos modelo más ampliamente estudiados en biología celular y genética: son las envolturas más sencillas de vida eucariota, y muchos genes humanos tienen sus equivalentes en las levaduras. Desde 2010, más de una cuarta parte de los premios Nobel de Fisiología o Medicina han sido otorgados por trabajos con levadura. Y, aun así, no fue hasta el siglo XIX que se descubrió que las levaduras son organismos microscópicos.



Los hongos como medicina

Los pueblos aborígenes de Australia trataban las heridas con moho que extraían del lado de sombra de los eucaliptos. Antiguos papiros egipcios del año 1500 a.C mencionan las propiedades curativas del moho, y en 1640 el herbolario del rey en Londres, John Parkinson, describió la utilización de hongos para tratar heridas. Pero no fue hasta 1928, que Alexander Fleming descubrió un hongo que producía un químico llamado penicilina, capaz de matar las bacterias.

Su historia comienza en el laboratorio londinense del microbiólogo en la década de 1920. En una placa de Petri, Fleming tenía un cultivo de bacterias Staphylococcus que accidentalmente se contaminó con el moho Penicilium Rubens. Fleming observó que la bacteria no podía crecer cerca del moho y se preguntó si éste produciría algún tipo de sustancia inhibidora. Luego Howard Florey y su equipo en Oxford identificaron la sustancia inhibidora como penicilina y demostraron sus increíbles propiedades para tratar infecciones bacterianas. La penicilina se convirtió en el primer antibiótico moderno y ha salvado innumerables vidas desde entonces.

La penicilina, un compuesto que protegía a los hongos de la infección bacteriana, acabó protegiendo también a los seres humanos. A nivel molecular, los hongos y los seres humanos son bastante parecidos como para beneficiarse de muchas de las mismas innovaciones bioquímicas. Cuando utilizamos fármacos elaborados con hongos, a menudo tomamos prestada una solución fúngica y la realojamos en nuestro cuerpo. En farmacia se utilizan muchos hongos para hacer otros muchos productos químicos imprescindibles aparte de la penicilina: la ciclosporina (un fármaco inmunosupresor que permite llevar a cabo trasplantes de órganos), las estatinas para reducir el colesterol, muchos potentes antivirales y compuestos anticancerígenos; asimismo en el alcohol (fermentado por una levadura) y la psilocibina (el componente activo en setas alucinógenas que en ensayos clínicos recientes han demostrado que podría ayudar a combatir la depresión y la ansiedad agudas).

El 15% de todas las vacunas están producidas por cepas manipuladas de hongos levaduriformes. Los hongos son el origen de algunos de los medicamentos más importantes del mundo y siguen estudiándose para encontrar nuevos. Las propiedades que los hacen un recurso tan útil en medicina podrían tener una función en la naturaleza, por ejemplo, inhibir el crecimiento de bacterias competidoras.

Saber que una infección podía tratarse eficazmente con una sustancia derivada de un hongo desató la búsqueda de otras sustancias útiles. Así se descubrió otro antibiótico, la cefalosporina C, producida por el hongo Acremonium chrysogenum, aislado de un drenaje. Un descubrimiento más reciente es la caspofungina, antimicótico derivado de una sustancia del hongo Glarea lozoyensis. Los hongos también son fuente de inmunosupresores, medicamentos que disminuyen la respuesta del sistema inmunitario. La ciclosporina y la miriocina son dos importantes inmunosupresores obtenidos de hongos que crecen en larvas de insectos. Estas sustancias suprimen la acción del sistema inmunitario del animal, pero lo mantienen con vida como fuente de nutrientes. La ciclosporina permitió trasplantes de órganos, pues evitan que el sistema inmunitario rechace el nuevo órgano, y la miriocina se ha modificado para producir un tratamiento eficaz para la esclerosis múltiple.



Beneficios para el medioambiente y otros usos industriales y económicos

El empleo de remedios fúngicos no se ciñe solo a la salud de los seres humanos. Las tecnologías fúngicas radicales nos pueden ayudar a reaccionar ante algunos de los muchos problemas que trae la devastación medioambiental vigente. Así, los compuestos antivirales producidos con micelio fúngico reducen el problema de la desaparición de colonias de abejas. La voracidad de los hongos se puede emplear para descomponer contaminantes como el crudo de los vertidos de petróleo, en un proceso conocido como “micorremediación”. Con la “micofiltración”, el agua contaminada se pasa por rejillas de micelio que filtran los metales pesados y degradan las toxinas.

El término micorremediación acuñado por el micólogo Paul Stamets, se refiere al uso de hongos que descomponen la madera para eliminar sustancias tóxicas de hábitats poco saludables, con la finalidad de restaurarlos. Estos hongos llevan a cabo la biorremediación al liberar enzimas capaces de descomponer sustancias no deseadas. La mayoría de los hongos que se han utilizado para este proceso son basidiomicetos de podredumbre blanca. Algunos ejemplos de micorremediación: el hongo ostra (género Pleurotus) degrada las toxinas del petróleo crudo y limpia con relativa eficacia el suelo contaminado con diésel; el hongo de costra Phanerochaete chrysosporium descompone con éxito los residuos del pesticida DDT, y el moho Aspergillus tubingensis descompone plásticos de poliéster en partículas muy pequeñas. Hay otros ejemplos de hongos corrigiendo errores humanos, pero aún está por verse si pueden prestar sus servicios a escala global.

Con la “micofabricación” se pueden construir materiales de construcción y tejidos a partir del micelio para sustituir, en ocasiones, los plásticos y la piel. Las melaninas fúngicas, los pigmentos producidos por hongos tolerantes a la radiación, son una nueva y potencial fuente de biomateriales resistentes a la radiación.

Por otro lado, en el aspecto económico, el valor del mercado mundial de setas comestibles, silvestres y cultivadas, asciende a unos 41,000 millones de dólares anuales. Casi todas las especies cultivadas son descomponedoras y se desarrollan fácilmente en materia orgánica muerta, por ejemplo, los champiñones comunes (Agaricus bisporus). Pero muchas de las setas más gustadas, como las porcini, son micorrícicas, así que su vida está relacionada con una planta y son muy difíciles de cultivar. Hay algunas excepciones, como la trufa negra, que crece bajo tierra y puede cultivarse con robles (Quercus). En el mundo se recolectan al menos 350 especies de hongos como alimento. Las setas silvestres que más se recolectan son las rúsulas (Russula), los lactarios (Lactarius), los boletes (Boletus), los champiñones (Amanita) y las chantarelas (Cantharellus).

Sin embargo, no se recomienda recolectar setas para comer en zonas contaminadas, porque pueden acumular los metales pesados del suelo. También, representa una preocupación la sobreexplotación y extinción de algunos de estos hongos muy valorados, por la ganancia económica para unos pocos; y en otros casos, como sobrevivencia para algunos colectivos que viven en la precariedad.

Para finalizar, últimamente se ha puesto muy de moda el negocio de los suplementos alimenticios derivados de hongos y micelio. Así mismo, la venta de polvos para hacer bebidas con diferentes tipos de hongos; y Kits para el auto cultivo de diferentes variedades. No obstante, son de venta libre y no están regulados por las agencias sanitarias correspondientes. Por lo que la recomendación de siempre: ya sea que se vayan a recolectar, consumir, o emplear como medicina o suplemento alimenticio es fundamental consultar con los especialistas en cada uno de estos ámbitos.

 

Referencias

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Estrada, A. Vida de María Sabina. La sabia de los hongos. Siglo XXI Editores. 3ª. Ed, 2da reimp, México, 2024.

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Millman, L. Fungipedia. Un compendio breve sobre el mundo de los hongos. Paidós, México, 2024.

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Scott, K y Gaya, E. Fungarium. Océano, México 2019.

Sheldrake, M. La red oculta de la vida. Cómo los hongos condicionan nuestro mundo, nuestra forma de pensar y nuestro futuro. 3ª.ed. en español, geoPlaneta. Barcelona, 2024.

Stamets, P. Hongos Fantásticos. Cómo los hongos pueden curar, cambiar conciencias y salvar el planeta. MATIRI, México, 2019.

 

Páginas en Internet (imágenes)

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/da/Fungi_Diversity.jpg

https://www.biodiversitylibrary.org/item/61303#page/516/mode/1up

https://www.nysm.nysed.gov/mary-banning-fungi-of-maryland/648

https://www.themorgan.org/exhibitions/online/drawn-to-nature/7

https://artuk.org/discover/stories/beatrix-potters-other-life-the-mushroom-fanatic

https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/multimedia/WAV211015/904(4).jpg

https://ciencia.unam.mx/leer/1082/por-sus-propiedades-los-hongos-podrian-ser-el-alimento-del-futuro

https://www.ecologiaverde.com/estructura-de-los-hongos-3676.html

https://lacasadelassetas.com/blog/esporas-y-su-importancia-en-la-reproduccion/