Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

Títeres

Los títeres, angustiada pareja, ella de pié, tira de las cuerdas en auxilio del compañero que del suelo se incorpora.

Se trata de una excepcional pareja en el escenario plano y uniforme que representa la vida. Se esfuerzan por deshacerse del control, en un acto de rebeldía por la reivindicación de su dignidad.

Es la manifiesta convicción de los autores de esta obra, de que la libertad de la sociedad sólo será posible mediante la acción conjunta y solidaria entre el hombre y la mujer.

Nuestros amigos, al igual que nosotros, han sido forzados a representar una repetida farsa ante un público invisible, pero severo crítico dispuesto a divertirse aún conociendo el desenlace de la trama.

Tras bambalinas encontramos a tres personajes en penumbra, que sintetizan al capital, al poder y la fe ciega: máximos exponentes del dominio de la sociedad. Un arrogante señor que despectivamente nos mira sobre su hombro, investido de un orgullo comprado con el producto del trabajo de otros. Enseguida está el gobernante, así lo indican los hilos en sus manos y la avidez de su sonrisa al sentir el poder. Contrasta un poco con el rostro compungido del clérigo a su lado, que no obstante su apariencia inocua de “temor” al pecado, peca y vuelve a pecar.

Pero la obra no es fatalista, se advierte la esperanza en un futuro feliz. Pues vemos que de la muñeca izquierda del hombre pende una línea ya rota. También se ve ahí una rosa blanca (pureza), sobre un libro (el saber), que se encuentra en el piso junto a una paleta de pintor (arte), que luego se convierten en magnífica ave ideal, que envolviendo a nuestros amigos en un torbellino de luz espiritual, toma rumbo final hacia las alturas, hacia la verdadera felicidad.

Por: Sergio Sosa Reyes