El presente texto hace referencia a nuestro trabajo pictórico que hemos titulado “La victoria de la lucidez” y hoy tenemos el gusto –después de año y medio que nos llevó concluirlo– de compartir con el espectador. Se centra en la obra de ficción del escritor portugués José Saramago, Premio Nóbel de Literatura 1998, principalmente en su Ensayo de la lucidez; el cual ha representado una fuente de inspiración para ofrecer nuestro particular punto de vista acerca de la finalidad de alcanzar un ideal: lograr la democracia desde nuestra percepción en el campo de la pintura de compromiso.
En nuestro trabajo transformamos el final trágico del texto de J. Saramago por uno donde triunfa la razón. En su obra el autor concluye con la muerte de quienes pretendían concretizar ese ideal: la mujer que conservó la vista en la epidemia de la luz blanca de Ensayo de la ceguera; quien fuera guía de los ciegos, junto con su mascota y el policía converso: “ciudadanos anónimos que dan muestra de la altura moral que éstos pueden alcanzar cuando deciden ejercer la libertad pese a sus ataduras”. De tal forma que justo antes del desenlace trágico, reemplazamos a dichos personajes por los autores de esta obra, para ofrecer nuestro punto de vista y aspiración: la victoria de la lucidez.
En este trabajo –al igual que en el del autor citado– también hacemos referencia a otro gran personaje, en este caso, en el terreno de la pintura: Pieter Bruegel el Viejo, a su obra “Parábola de los ciegos” (1568), el tema de esta pintura procede del Evangelio de San Mateo, según el cual Jesús dijo de los fariseos que eran “ciegos que guían a otros ciegos y, si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en el hoyo” 2 . En nuestro trabajo los ciegos representan lo contrario de los lúcidos: ciegos de conocimiento, de sensibilidad, de humanismo. Aquí los ciegos se van incorporando a medida que se acercan a la luz (conocimiento, sensibilidad, respeto, bondad…), de tal forma que el que guía al grupo es el que está más cerca de la razón.
A diferencia del cuadro de Bruegel, que hace alusión a una catástrofe: pintó mendigos que tropiezan y caen, que andan a tientas y que se empujan y que irremediablemente acaban en la tierra. En el nuestro, el mensaje es optimista, cree en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en la confianza de que por medio del conocimiento y el empeño individual y colectivo, el ser humano alcanza sus mejores propósitos.
Así, en la pintura, se anteponen a los seis ciegos, otros seis personajes que han trascendido en el tiempo precisamente por la lucidez de su pensamiento. En el lado derecho del cuadro, se puede observar al grupo que llamaremos de los “lúcidos” conformado por: Leonardo de Vinci, Johann Wolfgang Goethe, Virginia Woolf, Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel de Cervantes Saavedra y la figura de Ernesto (Che) Guevara. Representa un homenaje a estos grandes personajes que han trascendido en el mundo de las artes: la literatura y la pintura, la ciencia, el humanismo, y por último la justicia social a través de la figura del Che. Todos ellos destacados exponentes en sus distintos campos del mundo de las artes, las ciencias y el humanismo para apoyar nuestro optimismo.
La figura del Che Guevara es trascendental, por lo mismo ocupa un lugar en el centro del grupo; y aparte de ser contemporáneo –como es el tema de Saramago– lo seleccionamos como modelo del hombre moderno: con una firme convicción transformadora, basada en el profundo conocimiento del acontecer social, político y económico del mundo. Y una fe a toda prueba en el ser humano y su equidad, y como modelo de humanismo y justicia social. Es el deseo de los autores de que el conocimiento no sea controlado o permanezca en poder de unos cuantos, los más favorecidos dada su condición de poder; sino que alcance a todos los seres humanos.
Asimismo, el pintor de esta obra quiere dejar su testimonio de quien es guía de la misma; es decir, la persona que está detrás de este trabajo aparece aquí como figura sobresaliente, es la persona que crea en un primer momento la obra en su imaginación, el pintor posteriormente es el que se encarga de materializarla. Así, a través de la interrelación entre estas dos artes: la pintura y la literatura, el pintor y la literata se logra representar este ideal: la necesidad de un ser humano más sensible, más consciente de su condición social, más respetuoso… y en fin más humano.
Por otra parte, vemos en la mesa sobre la cual escribe el personaje femenino, libros entre los que destacan Ensayo de la ceguera y Ensayo de la lucidez, textos a los cuales nos hemos referido antes. Justo a su lado, encontramos al personaje que representa al inspector de policía, seguidor leal y colaborador junto a su mascota. Hay otros elementos en nuestra pintura que merecen atención; por ejemplo: la dualidad del número seis de los grupos de ciegos y lúcidos, ese dualismo conduce a que la tradición hindú vea en él la armonía derivada de la unión, y nosotros agregaríamos también lucha de contrarios; categoría filosófica que encontramos en el materialismo dialéctico.
Otro elemento importante que retomamos de la obra de Saramago, principalmente por su simbolismo, es la figura del perro, concretamente en el Ensayo de la ceguera el perro fue el segundo prodigio que no quedó ciego: “un perro compasivo que bebió las lágrimas a la mujer…” A través de sus diarios, es que podemos apreciar la importancia que da a este ser, señala en sus Cuadernos de Lanzarote acerca de su perro: “…este animalito que nació para derretirse de ternura ante quien lo quiere bien…”. El perro, por su especial relación con el hombre, le convirtió en un símbolo de fidelidad y de protección, visión que aparece con claridad en las tradiciones japonesas. En la Edad Media cristiana, a pesar de concederle algunos rasgos negativos, en general supuso la recuperación, precisamente de los valores asociados a la colaboración, vigilancia, fidelidad y protección. Y, por supuesto el perro ha sido el principal apoyo, guía y protección de aquellas personas que carecen de la visión.
En cuanto al escenario en el que aparecen nuestros personajes consiste en un espacio abierto con una atmósfera cargada y oscura hacia la izquierda, que poco a poco cobra luminosidad hacia el terreno de “los lúcidos”. Un parque en una gran ciudad -retomando un escenario similar al del Ensayo de la lucidez- en el nuestro se encuentra también una escultura de una figura femenina, pero a diferencia de la del autor, que sostiene sobre el agua un cántaro vacío, en ésta la escultura es el símbolo de la victoria. Así, con este último elemento que describimos queremos representar “la victoria de la lucidez”, misma que está encarnada en la figura femenina y vaticina –retomando las palabras de A. Touraine (2005)– “el papel que representará la principal protagonista de esta nueva era, que será la de una acción de recomposición de todas las experiencias individuales y colectivas que el modelo de modernización occidental ha polarizado” .3
Ex corde.
Los autores:
Ana Silvia Figueroa Duarte
Sergio Sosa Reyes
Agosto de 2006
1. Es un aparte de una entrevista realizada al autor y que retomamos de: “Aproximaciones literarias” de Tamara Andrea Peña Porras, En: Hojas Universitarias, No.47, Abril de 1999. Disponible en
http://www.encolombia.com/educacion/unicentral4799apr-jose.htm.
2. A. Touraine (2005). Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy. Paidós, Barcelona, p.260.
3. R. Marie y R. Hagen (2003). Los secretos de las obras de arte. T2. Taschen. Colonia (Alemania), p.195.