Boletín Informativo, de expresión libre y creativa para padres, niños, familiares y amigos.
Hermosillo, Sonora, México.

CREANDO ESPACIOS
“Libro álbum* y libros ilustrados**: un recurso estético-educativo del cual su utilidad va más allá de la concienciación ambiental en la infancia”
Por: Ana Silvia Figueroa-Duarte

Imagen de libros de literatura infantil: “La casita” de Virginia Lee Burton; y “Los Mumin” de Tove Jansson.
Al centro los personajes de Mamá Mumin y su hijo Mumintroll

Foto de Archivo: Boletín Contactando.

“Cada año menos palabras, y más reducidos los límites del entendimiento…”
George Orwell, 1984, (p.62).

 

En este tiempo que estamos enfrentando múltiples crisis, los trabajos que presentamos a continuación resultan no solo útiles para sensibilizar y concientizar a las y los niños de la crisis ambiental; sino, además, para destacar la importancia de los valores humanos de respeto y coexistencia. Para lo cual, presentamos una modesta revisión del trabajo literario y artístico de dos excelentes autoras que han trascendido en el tiempo por la calidad de sus obras. Ellas son la estadounidense Virginia Lee Burton (1909-1968), específicamente su libro álbum o álbum ilustrado “La casita”; y la finlandesa Tove Jansson (1914-2001), sus libros ilustrados sobre “Los Mumin”. Tanto “La casita” como los libros de los “Mumin” exploran temas de cambio y la relación humana con la naturaleza, donde los personajes centrales experimentan el impacto del progreso y de los fenómenos naturales.

Semejanzas y diferencias entre ambas obras

Tanto “La casita” como el “Mundo de los Mumin” comparten temas como la armonía ambiental, el impacto del progreso y la importancia de la conexión con la naturaleza, aunque abordan estas ideas de forma diferente: la obra de Lee Burton retrata la lucha de la naturaleza ante la invasión de la modernización, mientras que los Mumin de Jansson encarnan una existencia armoniosa y el cuidado de su entorno natural.

Existe una similitud en las ilustraciones de ambas obras: la redondez de las colinas, los caminos y los árboles, un rasgo destacado en la obra de Virginia Lee Burton; y también es característico de las ilustraciones de los libros de los Mumin, donde sus personajes, trolls blancos son regordetes y con hocicos prominentes, que recuerdan a hipopótamos de dibujos animados, tienen formas redondeadas y suaves.

Imagen de “La casita” de Virginia Lee Burton. Tomada del libro con el mismo título

Los personajes de “Los Mumin” de Tove Jansson. Imagen tomada de la red

En “La casita”, la casa que da título al libro termina siendo rodeada por una ciudad, lo que resalta la pérdida de la simplicidad y la belleza. “El Mundo Mumin” puede verse como una tierra pastoral que se ve afectada por los cambios en la naturaleza. Ambas historias inician con personajes que viven en entornos naturales tranquilos y pintorescos. “La casita” se ambienta en un idílico paisaje rural, y el “Valle Mumin” es un valle sereno cerca del mar y las montañas, lo que crea una sensación de armonía natural desde el principio.

En cuanto a las diferencias: “La casita” se centra en un único objeto inanimado y su experiencia directa de cambio, mientras que el “Mundo de los Mumin” es un entorno más amplio, poblado por personajes fantásticos que interactúan con su entorno.

Si bien ambas abordan el cambio, la obra de Lee Burton posee un tono conmovedor y melancólico, mientras que las historias de los Mumin se asocian con valores finlandeses: como el cuidado de los demás y el respeto por la naturaleza.

“La casita” muestra los efectos abrumadores, a veces negativos, de la modernización en un paisaje apacible; mientras que los “Mumin,” viven en un mundo que existe en gran medida en equilibrio con la naturaleza. Aunque en ciertos momentos se presentan fenómenos naturales que desafían este equilibrio. “Los Mumin” ejemplifican una coexistencia profunda y empática con su entorno, en contraste con la aislada y angustiada “casita” que se convierte en víctima de la urbanización abrumadora.

La narrativa de Lee Burton se centra en la melancolía del cambio inevitable y las consecuencias negativas de la modernización descontrolada. Las historias de los Mumin de Jansson, en cambio, suelen presentar una visión enaltecida de vivir en equilibrio con la naturaleza a pesar de los impactos negativos en ésta.

Varios temas se entrelazan en sus trabajos: el impacto ecológico, cuestionar el “desarrollo”, el cuidado del entorno, la coexistencia, la generosidad, el amor, la empatía, disfrutar de las pequeñas cosas, los roles de género, entre otros muchos más.

En cuanto al estilo artístico de las imágenes, existe una marcada diferencia en técnica, composición y atmósfera. Las ilustraciones de Lee Burton son detalladas, a menudo en acuarela y tinta, con un estilo que recuerda al grabado en madera o al linóleo en sus contornos definidos. Utiliza una paleta de colores suaves y cálidos al principio, que se vuelven más sombríos y fríos a medida que la ciudad crece alrededor de la casa.

Destaca el uso magistral de la composición para transmitir el paso del tiempo y el crecimiento urbano. Las imágenes son dinámicas, con líneas curvas y un sentido de movimiento, que culmina en la famosa secuencia en la que la casa es trasladada, mostrando el paso de las estaciones y el desarrollo de la industrialización. La perspectiva a menudo se manipula para mostrar el contraste entre la pequeña casa y el mundo que cambia a su alrededor. La atmósfera es nostálgica y didáctica, enfocándose en temas de ecología, medio ambiente y el valor del hogar. 

Por otro lado, en “Los Mumin”, Tove Jansson empleó una ilustración más “limpia” y minimalista. Sus dibujos se caracterizan por líneas en tinta simples, fluidas y expresivas, por lo general en blanco y negro. El estilo es caricaturesco y estilizado, con los personajes de los Mumin (como se mencionó anteriormente, parecen hipopótamos blancos), dibujados en forma redondeada y sencilla. La composición es más abierta y menos densa en detalles que la de Lee Burton. Se centra en los personajes y sus interacciones en el “Valle Mumin” o en el mar Báltico. El uso del espacio en blanco es frecuente, permitiendo que los personajes y su entorno “respiren”. La atmósfera es una mezcla de fantasía, aventura, y existencialismo, con un equilibrio entre momentos ligeros y preguntas profundas. A pesar del estilo simple, las ilustraciones transmiten una amplia gama de emociones humanas y abordan temas de soledad, pertenencia y resiliencia.

Acerca de “La casita”

“La casita” es un libro álbum o álbum ilustrado que narra la historia de una pequeña casa que a través de los años es testigo de cómo la urbanización y la industrialización la alejan de su entorno natural original, pero es finalmente rescatada y llevada de vuelta al campo, explorando así temas como el cambio, la nostalgia, la industrialización versus la naturaleza y la preservación de la tradición y el hogar.

El libro fue publicado en 1942, y se puede interpretar como una respuesta sobre el rápido crecimiento de las ciudades en la época, la pérdida de espacios verdes y el desplazamiento de las comunidades. Es un clásico de la literatura infantil norteamericana, que más allá de su belleza estética, ofrece una profunda reflexión sobre el progreso, el hogar y la conexión entre los seres y su entorno, invitando a los lectores a cuestionar los valores de la sociedad moderna.

El libro se caracteriza por la visión antropomórfica de Lee Burton hacia objetos inanimados, dando a la casa sentimientos y personalidad, permitiendo al lector conectar con sus emociones y experiencias de una manera profunda.

“La casita” es la protagonista principal y eje del relato. A través de ella, el lector experimenta los cambios del tiempo y su perspectiva sobre la modernidad. El libro utiliza una secuencia de imágenes para contar la historia, permitiendo al lector observar los cambios en el entorno de la casa. “La casita” a menudo se siente triste y sola. La relación entre la naturaleza y “La casita” se rompe porque ya no queda nada natural en la ciudad.

“La casita”, al pasar de los años, de Virginia Lee Burton. Imagen tomada del mismo libro

Parece feliz cuando está rodeada de entornos naturales y aire fresco. Por lo tanto, su felicidad depende de su conexión con los entornos naturales que la rodean. En el campo, los niños juegan y de divierten en la naturaleza, mientras que, en la ciudad, todos tienen prisa y no parecen tener tiempo para sí mismos. Lo cual lleva a preguntarse si ese es un mejor entorno para vivir; si el desarrollo moderno promueve la felicidad; o si hemos estado tan desconectados de la naturaleza creando un entorno de vida infeliz.

La historia invita a reflexionar sobre la felicidad, el hogar, y los efectos del desarrollo urbano. Les ofrece a los jóvenes estudiantes la oportunidad de debatir la importancia del medio ambiente natural para la felicidad humana.

El libro álbum como herramienta de enseñanza y aprendizaje

Este libro en específico, “La casita”, ha sido empleado en las escuelas para la enseñanza de: Estudios ambientales: la ética ambiental y los efectos de la rápida industrialización. Estudios sociales: los educadores utilizan la historia para enseñar conceptos sobre el cambio a lo largo del tiempo; la diferencia entre los entornos rurales y urbanos, y la evolución de las comunidades. Filosofía: la historia es una herramienta para enseñar conceptos filosóficos, especialmente relacionados con la ética y el valor de la preservación. Arte y Literatura: los estudios también analizan el papel de las ilustraciones para transmitir la carga emocional y los temas de la historia, donde se aprecian las diferentes indumentarias de las personas, los vehículos de transporte que pasan frente a la casa en cada escena, etc. Permite enseñar recursos literarios como la metáfora, los símiles, la perspectiva; asimismo, practicar habilidades narrativas, permitiendo e inspirando a los estudiantes escribir sus propias historias sobre objetos inanimados que observan en el mundo que les rodea.

Recursos literarios y visuales utilizados en “La casita”

La personificación es un recurso literario común para atribuir rasgos y características humanas a animales u objetos inanimados. Dado que los objetos cotidianos no suelen percibirse como sensibles o emocionales, algunas personificaciones pueden resultar poco convincentes y forzadas, lo que nos hace sentir desconectados y poco empáticos con el personaje o la situación. En el caso de “La casita” la autora logra exitosamente la personificación mediante el uso de la composición, la repetición y los rasgos visuales.

Composición. En la primera página, se nos presenta a “La casita”, situada en el centro de la composición (mostrando que ella es el centro de su mundo), lo que la establece como la heroína de la historia. La primera página completa se amplía y se la ubica en la esquina inferior derecha. Se sienta sobre la línea del horizonte, lo que sugiere que es ella quien aún controla su mundo. “Un día tras otro, cada uno un poco diferente al anterior… pero la casita seguía igual”. Lo cual conduce a que nos centramos en ella.

En las páginas siguientes, se revela el entorno que la rodea: un campo apacible a cualquier hora del día y en cualquier estación del año. Pero el horizonte se alza sobre ella, y con él, nuestra atención se centra en lo que sucede en el paisaje que la rodea.

Repetición. Los temas establecidos al principio (las estaciones, la hora del día, las actividades de los dueños y vecinos) se repiten de principio a fin y se utilizan para comparar lo que solía ser con lo que ha llegado a ser. Desde la primera página hasta el final, la autora utiliza la misma maquetación y vista de la casa en todo el libro. Esta es una decisión importante para esta historia en particular, ya que nuestra protagonista está anclada en un lugar mientras el mundo cambia a su alrededor. Nos resulta comprensible porque no puede moverse (por lo tanto, nuestra visión de ella tampoco se mueve). Poco a poco, va perdiendo todos los placeres de su vida: los campos, los jardines, los árboles, sus dueños. Al final, está tan rodeada que incluso el sol queda tapado por los imponentes edificios.

Rasgos visuales. La autora utiliza las partes existentes de la casa para simular un rostro. Al principio, dos ventanas con cortinas crean una mirada dulce, y los escalones de la entrada se curvan suavemente formando una sonrisa. Es tan sutil que puede que el lector necesite una segunda lectura para que note la presencia del rostro. Los escalones finalmente se curvan hacia abajo formando una mueca, los marcos con cortinas se substituyen por cristales rotos; las grietas crean pupilas en la parte superior del marco, dando a sus ojos la impresión de estar caídos y tristes. Su puerta está tapiada, y la ciudad se alza imponente alrededor.

Al final, cuando la retiran de su base y la trasladan, la repetición se rompe. “La casita” recupera su vista original de la primera página; ligeramente ampliada y colocada de nuevo sobre el horizonte, con solo el cielo sobre ella. Sus ojos entrecerrados se restauran, y los escalones de la entrada regresan a una sonrisa, ligeramente más grande. Al compartir sus experiencias, casi hemos olvidado que es un objeto inanimado; se ha vuelto tan viva que sentimos lo mismo que ella. Compartimos su alegría y su dolor, y su paz se hace nuestra.

Recepción en los lectores y la sociedad

Los estudios académicos destacan el poder de este libro para conectar emocionalmente con los lectores, lo que lo convierte en una herramienta fundamental para la enseñanza de ideas complejas a través de la literatura infantil. La representación que el libro hace de la casa como un vehículo para la memoria y la identidad ayuda a los lectores a comprender la profunda conexión entre lugar y quiénes somos.

“La casita” es un ejemplo clave de literatura que moldeó la opinión pública, fomentando intencionalmente la conciencia ambiental y una crítica a la expansión urbana durante la posguerra. En la actualidad “La casita” puede interpretarse como una advertencia sobre la amenaza humana al medio ambiente o el impacto de la urbanización en la vida moderna.

En resumen, es un libro con una gran riqueza de imágenes, tema, y simbolismo recomendado para todas las edades, tanto como recurso educativo en las escuelas como de lectura para toda la familia. Las abuelas encontrarán una gran identificación con el personaje principal. En cada edad se descubrirá un significado diferente, de acuerdo a las vivencias personales y sus marcos interpretativos.

Los libros ilustrados de los “Mumin”

Por otro lado, los libros de los “Mumin” de Tove Jansson se consideran libros ilustrados, pero son mucho más que eso, ya que combinan ilustraciones detalladas con historias profundas y complejas que trascienden la literatura infantil tradicional. Jansson creó cinco libros ilustrados específicos dentro de la serie original de novelas, que se distinguen por su innovador estilo visual y sus elementos narrativos. Las ilustraciones no son meros acompañamientos, sino que están intrínsecamente ligadas al texto para crear un mundo rico y detallado. Permiten una inmersión total en la narrativa.

A pesar de ser libros ilustrados escritos para niños, las historias de los Mumin no son solo para niños. Abordan temas complejos y filosóficos como la familia, la libertad, la identidad y la naturaleza, lo que los hace relevantes para un público más amplio.

Los expertos en el estudio de esta obra, consideran que los Mumin integran un trabajo literario poco común, que abarca todas las categorías que describen la ficción infantil como un continuo entre un mito y su desintegración. Reconocen en estos libros una notable capacidad de dirigirse a múltiples públicos- es decir, con un sinfín de lectores implícitos, situados en diferentes espacios y tiempos. Su narración se equilibra a la perfección en una extensa línea de múltiples interpretaciones, ofreciendo infinitas posibilidades de lectura: desde las más “ingenuas” o inocentes, a las más experimentadas y eruditas.

Contexto histórico en el que se crean los Mumin

En febrero de 1944, las bombas rusas destrozaron las ventanas del estudio de arte de Tove Jansson en Helsinki: “Saltaron fragmentos de cristal de las ventanas”, escribió la autora en su diario. Estaba tan deprimida que no había podido pintar durante un año y se desesperaba pensando que la guerra “nos estaba empequeñeciendo”. La gente no tiene fuerza para ser grandiosa si una guerra se prolonga mucho tiempo. La autora quedó profundamente afectada por la experiencia del totalitarismo y la violencia de la Segunda Guerra Mundial. Y buscó maneras sutiles de inmunizar a las futuras generaciones contra el conformismo y el culto al poder que hicieron posible esta catástrofe humana.

“Fueron los años de guerra, totalmente infernales, los que me impulsaron, como artista, a escribir cuentos de hadas”, declaró Jansson en una entrevista tras la publicación de su segundo libro sobre los Mumin: “La llegada del cometa” (1946). Me sentía triste, tenía miedo de las bombas y quería alejarme de los pensamientos sombríos”. No obstante, en sus libros se muestran terribles amenazas. Por ejemplo, la primera vez que vemos a los personajes centrales el joven Mumintroll y a su Mamá Mumin en el libro “La gran inundación” (1945), son refugiados que cruzan un paisaje extraño y amenazante en busca de amparo. Papá Mumin, mientras tanto, está ausente, como solían estar los padres durante la guerra.

Los libros de los Mumin

En el primer libro “La gran inundaciónel invierno se acerca y Mamá Mumin y Mumintroll están preocupados por la ausencia de Papá Mumin. Empiezan a buscarlo a través de un gran bosque; en tan solo unas páginas, los Mumin se adentran en el bosque oscuro al anochecer y se encuentran con ojos brillantes, una extraña niebla y un pantano lleno de criaturas submarinas, incluida una serpiente marina, que casi los devora.

Mamá Mumin y Mumintroll en el bosque. Imagen tomada del libro “La gran inundación

Luego quedan atrapados en el mar en una terrible tormenta, y eso es incluso antes de llegar la inundación. Pero también conocen a criaturas peculiares, como Sniff (una pequeña criatura que se les une). En la historia, también se explora el origen de los Mumin, quienes solían vivir detrás de las estufas de la gente antes de la llegada de la calefacción central. Finalmente, la familia encuentra su lugar en el “Valle de los Mumin”, dando inicio a la saga de la familia. 

En el siguiente libro, “La llegada del cometa” el mundo se ve amenazado por un cometa que absorbe el agua del mar, dejando a su paso un paisaje apocalíptico. Mumintroll y sus amigos Sniff y Snufkin se encuentran con una fila de personas que huyen: “Algunos caminando, otros a caballo, y algunos incluso llevando sus casas en carretillas. Todos miraban al cielo con miedo y casi nadie tenía tiempo de detenerse a hablar”.

Por aterrador que sea todo esto, los encontramos en un mundo infantil donde, por muy mal que se pongan las cosas, “mamá es capaz de arreglarlas”: “Si tan solo pudiéramos llegar a casa con mamá antes de que llegue (el cometa), no podría pasar nada”, dice Mumintroll con angustia al saber la hora en la que impactará el cometa: “Ella sabrá qué hacer”.

Los libros posteriores exploran temas como las relaciones interpersonales, las dificultades de crecer, la expresión artística como una forma de escape y liberación, entre otros múltiples temas. La familia Mumin interactúa frecuentemente con un elenco cambiante de personajes, incluyendo a la traviesa pequeña My, la pretensiosa señorita Snorky, el bohemio Snufkin entre otros muchos más.

Los personajes Mumin en su mayoría no son animales reconocibles en el mundo real, se podrían considerar otros términos, como híbrido, monstuo o troll. Aunque el término troll es fiel al original sueco (Mumintroll), los Mumin no se parecen a los trolls del folclore escandinavo. Aunque los Mumin desafían los límites físicos y sociales, los personajes generalmente no evocan miedo, como lo hacen los monstuos.

En los libros de los Mumin se hace una distinción con los humanos. Esta distinción se presenta en el primer libro cuando Mamá Mumin explica que las generaciones anteriores de Mumintrolls vivían detrás de las altas estufas de calefacción de porcelana que se encuentran en las casas humanas. Papá Mumin modela la casa familiar que construye según el diseño de la estufa, lo que sirve como un sutil recordatorio de esta distinción entre especies.

En el libro “Papá Mumin y el Mar” (1965), la familia Mumin se muda del seguro y familiar “Valle de los Mumin” a una lejana isla con un faro, a merced del mar, las tormentas y las fuerzas de la naturaleza. El viaje lo inicia Papá Mumin, quien ha perdido el contacto consigo mismo y ha empezado a sentirse innecesario, así que organiza el viaje con su familia sin tomar en cuenta los deseos de ellos. Al llegar, descubren que la isla es un lugar desolado y solitario, habitado únicamente por un pescador poco amigable.

Al principio del libro, Papá Mumin intenta, como si lo comprendiera, controlar el mar y quizá incluso a sí mismo: “Verás, mi idea es descubrir qué reglas secretas obedece el mar. Debo hacerlo si quiero aprender a apreciarlo”. En el inicio de la historia, él se centra en los cambios y prácticas más visibles de la naturaleza, comparándolos con la investigación científica e incluso hablando del mar con cierta arrogancia. Cuando empieza a darse cuenta de que la naturaleza no es tan predecible como creía y que no se puede controlar así, empieza a comprenderla con mayor autenticidad: “De todas formas, es un enemigo contra el que vale la pena luchar” gritó Papá Mumin entre el estruendo de las olas.

Imagen de la portada del libro en inglés de “Papá Mumin y el Mar”. Tomada de la red

A medida que Papá Mumin se acera a la naturaleza y su esencia, y ya no se sitúa por encima de ella, también muestra signos de una mayor comprensión de sí mismo. De esta manera, acercarse a la naturaleza y aceptarla puede verse como un apoyo a la humanidad, la auto aceptación y la comprensión empática. Al final del libro, Papá Mumin describe el mar y tal vez incluso a sí mismo de una manera neutral, hablando de la presencia de aspectos y virtudes contradictorias y negativas como parte de los rasgos de carácter: “Llegó a lo orilla y se quedó observando las olas. Allí estaba el mar- su mar- pasando, ola tras ola, espumeando imprudentemente, furiosamente, pero, de alguna manera, tranquilo al mismo tiempo”.

Tras probar todos los trucos para comprender y controlar el mar, Papá Mumin finalmente llega a la conclusión de que la aceptación es una estrategia más efectiva que el control, tanto en lo que respecta al mar otoñal y la naturaleza circundante, como quizá también en lo que respecta a la mente, los rasgos de carácter y la identidad.

Por otro lado, se encuentra la visión femenina, de Mamá Mumin; a la cual no se le pidió su opinión de si deseaba ir a vivir a un faro. Ella se enfrenta al desconocido y desolado entorno isleño, pintando un mural de su amado y tranquilo “Valle Mumin” en la pared del faro. Lo hace como una forma de escape, y el mundo ficticio que crea se vuelve tan real para ella que entra físicamente y se esconde en él. Mamá Mumin, que adora la comodidad de su hogar, encuentra insoportable el paisaje desolado y gris y el romper de las olas. Buscando consuelo y familiaridad para recuperar su sensación de comodidad, comienza a pintar el mural en las paredes interiores del faro. Decora la pared con todas las flores y plantas que dejó en el “Valle de los Mumin”. El colorido y vibrante jardín que pinta es una recreación vívida y potente de su feliz hogar. En un momento de silenciosa alucinación, Mamá Mumin se desliza dentro del mural para esconderse detrás de un árbol pintado, dejando a su familia conmocionada al comprobar que está aparentemente desaparecida. Incluso se acurruca y toma una siesta en su mundo pintado.

Imagen de Mamá Mumin pintando un mural. Tomada del libro “Papá Mumin y el Mar”

Imagen en color, similar a la anterior, correspondiente a una serie de televisión. Tomada de la red

La pintura se convierte en un refugio, para Mamá Mumin, el mundo pintado es más que un simple cuadro; es un verdadero santuario. Al refugiarse en su obra de arte, encuentra la manera de retirarse de su entorno estresante y regresar a un lugar seguro donde se siente protegida y en paz. Pintar se convierte en un hábito, desde ese día Mamá Mumin continúa añadiendo a su mural, incluso pintando copias de sí misma en el jardín. Conserva la capacidad de refugiarse en su arte siempre que lo necesita, demostrando cómo se ha adaptado a su nuevo hogar creando su propia versión interior del “Valle Mumin”.

Los “Mumin” y el activismo ambiental

Desde hace ochenta años, la serie de nueve volúmenes de los libros de los Mumin (1945-1979) ha gozado de amplio reconocimiento como una lectura popular en Finlandia, así como en otros países desarrollados. La serie aborda una amplia gama de temas, con una complejidad que la hace atemporal y por lo tanto actual; y ha suscitado múltiples estudios desde diversas perspectivas. A pesar de esta proliferación de investigaciones, los libros de los Mumin siguen abiertos a interesantes interpretaciones, incluyendo lecturas ecocríticas impulsadas por el acalorado debate sobre el cambio climático y la responsabilidad con nuestro planeta. Asimismo, lecturas ecofeministas y posthumanistas; y estudios que exploran cómo la literatura infantil y las experiencias culturales adaptadas a ellos ofrecen a los jóvenes nuevas formas de navegar en un mundo que enfrenta una crisis ambiental inminente, ofreciendo perspectivas, visiones y prácticas multidisciplinarias y modelos sobre cómo los niños pueden abrazar la esperanza en lugar del miedo mientras enfrentan los problemas actuales.

Un análisis ecofeminista del símbolo de la casa

Es importante destacar que ambos trabajos, que hemos venido comentando, tienen connotaciones feministas que pueden ser analizadas desde los enfoques ecocríticos. Un análisis ecofeminista del símbolo de la casa explora su doble representación: como lugar de confinamiento y opresión dentro de las estructuras patriarcales y, a su vez, como santuario y conexión con el mundo natural, destacando la interconexión de las experiencias de las mujeres con los problemas ecológicos y su subyugación por los sistemas sociales dominantes. La casa puede simbolizar, por un lado, el encarcelamiento psicológico y físico de las mujeres, reflejando su aislamiento de la vida pública, a la vez que se convierte en un espacio de sanación, resistencia y cuidado de la vida y la naturaleza, especialmente cuando se la considera una extensión del entorno natural.

Una casa puede representar un sistema patriarcal donde las mujeres son explotadas y reprimidas, al igual que la naturaleza. Este sistema puede generar problemas psicológicos y sufrimiento para las mujeres que viven en él. En las visiones utópicas, una casa armoniosa en un entorno natural floreciente puede representar una sociedad donde las mujeres y la naturaleza coexisten y prosperan. Un espacio así puede ofrecer refugio de las estructuras sociales opresivas y un lugar para sanar el trauma. La casa también puede ser una base para la resistencia y un lugar donde las mujeres nutren la vida, conectan con sus comunidades y protegen el medio ambiente. Se convierte en un espacio donde los ideales ecológicos y feministas pueden florecer.

Así, el ecofeminismo analiza cómo la opresión de las mujeres y la explotación de la naturaleza están vinculadas. La casa, en sus diversas interpretaciones, ayuda a ilustrar estas conexiones, mostrando que la destrucción de una a menudo impacta la otra. El ecofeminismo critica los dualismos patriarcales occidentales que separan lo “humano” de la “naturaleza”, o la mente del cuerpo. Una casa puede analizarse como un lugar que refuerza o desafía estos dualismos, ya sea confinando y separando, o conectando a la mujer con su entorno.

Por ejemplo, “La casita” desde este enfoque puede ser vista como la mujer desvalorizada, abandonada y maltratada por el entorno cambiante, lo que simboliza cómo las mujeres pueden (son) devaluadas o ignoradas cuando las estructuras y actitudes cambian. Así como “La casita” se ve excluida de su entorno natural por el desarrollo urbano, las mujeres pueden verse marginadas cuando los roles y espacios tradicionales son superados por la modernización. O bien, por el cambio hacia otros contextos, como se observó en el libro de Papá Mumin y el Mar, donde el personaje femenino de Mamá Mumin se ve desbordada y pinta un mural en la pared del faro como una forma de escape de la realidad insoportable que estaba viviendo.

“La casita” añora su entorno rural original, al igual que una mujer aislada u oprimida anhela la conexión con un pasado donde su identidad y valor eran reconocidos. La casa, como una mujer excluida, se vuelve impotente a medida que su entorno cambia, dejándola vulnerable e incapaz de controlar su propio destino. El aislamiento de la “La casita” de una comunidad que ya no comprende ni valora su propósito original es similar al aislamiento social que las mujeres pueden experimentar cuando sus roles o contribuciones se ven disminuidos. Pero a pesar de sus dificultades, “La casita” finalmente logra perdurar, lo que sugiere la capacidad de las mujeres para superar los desafíos sociales y encontrar un lugar donde ser valoradas nuevamente, siempre y cuando existan las condiciones, esto es otras personas que las apoyen (1).

Conclusiones

Finalizamos sobre la importancia de la literatura infantil, llámese álbumes o libros ilustrados para la educación ambiental crítica; consideramos que constituyen una herramienta fundamental para la enseñanza de ideas complejas. No obstante, se requieren enfoques posthumanistas y ecofeministas que no separen la naturaleza de los humanos y no humanos. Y que tomen en cuenta que la explotación de la naturaleza no está separada de los grupos humanos.

Los sistemas capitalistas en los que vivimos devalúan no solo el trabajo de producción, sino también, y especialmente, el trabajo de reproducción- humanos y no humanos, sociales y biológicos- para evitar pagar, para evitar apoyar, los medios de subsistencia y la vida cotidiana.

Un enfoque posthumanista y ecofeminista toma en cuenta todas esas voces que han sido silenciadas e ignoradas; perspectivas necesarias de incluir para enfrentar las diferentes realidades de la crisis ecológica. La literatura y el arte tienen esa capacidad, de sensibilizarnos y motivarnos para iniciar la reflexión de esos temas que sistemáticamente son dejados de lado.


*Se considera libro álbum o álbum ilustrado porque el texto y las imágenes trabajan conjuntamente para contar la historia de forma inseparable. En un libro álbum, el texto y la imagen no solo son complementarios, sino que narran la historia de forma armoniosa y conjunta. Las ilustraciones son portadoras de un significado propio que se entiende en diálogo con las palabras. El libro es una obra de arte en la que cada elemento, incluyendo el diseño y la edición, está cuidadosamente elaborado para crear una unidad estética y de sentido completa, algo característico de los libros álbum, o álbumes ilustrados.

**En los libros ilustrados el texto es el foco principal, el texto es quien cuenta la historia y las imágenes lo complementan o ilustran. La lectura es lineal y se enfoca en el texto. Se puede pasar por alto las imágenes sin perder la comprensión de la trama.

Notas

1.    Lectura recomendada: “¿Por qué es tan importante la sororidad para las mujeres?” En:

http://boletincontactando.com/blog/por-que-es-tan-importante-la-sororidad-para-las-mujeres.htm

Recomendamos buscar estos libros (los que hemos revisado en el presente trabajo), en bibliotecas ya sea públicas o privadas, dado que los vendedores justificándose en los “aranceles”, han triplicado el costo de estos.   Desgraciadamente, lo que podría ser una excelente herramienta de enseñanza –aprendizaje para las niñas, niños y jóvenes, -para editoriales y vendedores-  se convierte en un objeto de lucro. Tomemos en cuenta lo anterior, para no caer en el mercantilismo.