Por. Ana Silvia Figueroa-Duarte
20/11/19

Si bien el Día del Niño se celebra en el mundo (aclaramos que no en todos los países), el 1 de junio, el Día Universal del Niño se celebra anualmente el 20 de noviembre. Primero proclamado por Reino Unido en 1954, se estableció para alentar a todos los países a instituir un día; en primer lugar, para promover el intercambio mutuo en su comprensión y en segundo para iniciar acciones para beneficiar y promover el bienestar de los niños del mundo. No sólo para celebrar a los niños por lo que son sino para concienciar en torno a los niños de todo el mundo que han sufrido violencia en formas de abuso, explotación y discriminación.
Precisamente en este año de 2019, se cumple el 30 aniversario de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño, instituido el 20 de noviembre de 1989. Este histórico tratado de derechos humanos establece los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de cada niño, independientemente de su raza, religión o habilidades.
La convención reconoce el derecho de cada niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social.
No obstante, el 17 de octubre del presente se realizó otra reunión, en la sede de la ONU en Nueva York para celebrar el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, celebración que se remonta al 17 de octubre de 1987. En donde se proclamó que la pobreza es una violación de los derechos humanos, y representantes de diferentes países afirmaron la necesidad de unirse para garantizar que se respeten estos derechos. (El subrayado es nuestro).
Desgraciadamente, pese a tantas celebraciones no parece que se vean reflejadas en verdaderas acciones de mejora para las y los niños.

La falta de cuidado y afecto hacia los niños y niñas

Desafortunadamente, en nuestras comunidades se ha ido perdiendo la cultura de cuidado por parte de quienes rodean a las y los niños. Por lo que es de vital importancia que se retomen estos valores no sólo por parte de padres y familiares; además por vecinos, maestros, médicos, estudiantes en formación en la atención de las y los niños; y por parte de la comunidad en su totalidad.
Por poner tan sólo unos ejemplos de lo dicho anteriormente: Es lamentable que los padres de niños enfermos de cáncer, enfermedades crónicas y otras condiciones que afectan su salud, tengan que rogar a las autoridades responsables para que les consigan sus tratamientos médicos. Y aun así sean tratados con indiferencia. Que en las escuelas no se les provea de las mínimas condiciones de seguridad. Y que cruelmente se permita, por parte de las autoridades gubernamentales, que sean utilizados como “carnada” por los criminales, para ejercer el terrorismo.

Se necesita toda una aldea para criar a un niño

El título muestra un proverbio africano que significa que toda una comunidad de personas debe interactuar con los niños para que éstos experimenten y crezcan en un ambiente seguro y saludable. Independientemente de los padres biológicos del niño, su educación pertenece a la comunidad, es un esfuerzo comunitario. La responsabilidad de criar a un niño se comparte con la familia más grande (a veces llamada la familia extendida); incluso la comunidad en general se involucra, como vecinos y amigos.
Por otra parte, en un contexto como el nuestro, donde el tema de la Niñez ni siquiera aparece en los discursos oficiales, ya no digamos en las políticas públicas como tema prioritario, es imprescindible no sólo retomar estos valores comunitarios de unidad y cooperación con la finalidad de crear ambientes más saludables para su desarrollo; pero, además, luchar porque se respeten dichos derechos.

Ver: “A los niños y las niñas”
Palabras Clave: “Día Universal del Niño”; “Se necesita toda una aldea para criar a un niño”; “Cultura del cuidado”.