¿Cuánto amor se necesita
para intentar algo
una y mil veces sin desistir…? ¿Cuánta
vocación
para festejar cada pequeño logro, por ínfimo
que
resulte…? Los maestros de esos niños especiales
merecen una mención de profundo agradecimiento.
Consejeros de padres angustiados, escuchan,
tranquilizan, comprenden. Transforman oscuridad
y desaliento en camino y esperanza; poseen llaves
mágicas que abren espíritus y mentes. Dadores
de
una vida mejor y conquistadores incansables de
metas imposibles, ellos comparten íntimamente la
paternidad de sus niños diferentes.